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viernes, 13 de diciembre de 2013

"AVE MARÍA" DEL POSTIGO...

Sigo teniendo muy presente, aun a flor de piel el recuerdo imborrable de lo que fue la pasada Semana Santa, en aquel irrepetible Lunes Santo cuando el Soberano Poder de Dios nos arrastró literalmente tras sus pasos por un rincón muy especial de la vieja Híspalis. Casi arrollados por las apreturas de una multitud que quería crecer en número vimos pasar la Verdad ante nuestros ojos y la triste humanidad vestida de sanedrita lanzado dentelladas de pan de oro, en su especial caminar, “toa la tarde con la izquierda por delante” como diría el pregonero en sus versos de emocionante memoria. Y los músicos que le acompañaban insistían en que nos fuéramos de allí mientras elevaban sublimes notas dedicadas a la “Madre de Dios” por un Almirantazgo que huele a pureza y la limpieza clara del alma de Aquella que nació sin mancha porque debería ser la madre del que iba proclamando ese “YO SOY”. San Gonzalo llegaba a un rincón de un fuerte sabor cofradiero de indudables quilates. El viejo arco, puerta de Sevilla por donde entraba el aceite a la ciudad proveniente del Aljarafe, enmarcando siempre tan perfectamente a aquellas cofradías que pasean sus penitencias por este bello rincón sevillano, uno más de tantos y tantos. Postigo de chicotas legendarias. Bajo el mismo me enamoré a través del televisor de la esencia de una cuadrilla que ha llenado carteras y más carteras de la estampa de su Dios “ortegabrunense”, porque hasta el arte efímero sirve para evangelizar. Curiosamente sería la primera vez que atravesase esta puerta de los cielos como la llaman muchos, tras la “butaca” del Caifás para alcanzar el éxtasis, un giro más de tuerca a esa búsqueda de vivencias irrepetibles tras los pasos del Galileo más bendito por las calles de Sevilla. Y valió la pena, a más de un amigo se la he narrado, y las palabras no han bastado, pero si he conseguido dibujar la curiosidad en sus rostros, si he conseguido hacerles pensar, ¿pero como tiene que ser la Semana Santa de Sevilla?..




Y cuando los músicos desistieron de quitarnos, la verdad donde no deberíamos estar, hicieron sonar sonidos muy sevillanos pero que me llevaron a otro mundo, a otra mística… la burbuja rodeó el Arco del Postigo y uno contemplaba la “butaca”, o los guardabrisas, o los angelitos del canasto, o la atenta mirada del contraguía al frente, etc… con esa relajación tan extraña a la que te traslada la Pasion y un “Ave Maria” se hacía música, de cornetas y tambores, la música inmortal de Caccini salida de esta orquesta del metal y la percusión enmudecía a la muchedumbre, mientras el galeón caminaba como no suele caminar, de frente, sobre los pies, ganándole metros aunque fuese muy poquito a poco. El perfil del Soberano se dibujaba entre las sombras y la oscuridad bajo la legendaria Puerta de Sevilla, tal como dije, llena de un fuerte sabor a cofradías imperecedero. Muchos serían los que sentirían todas estas sensaciones, pero no sé si fueron tantos los que percibieron seguramente el por qué sonó aquella obra, que viene a refrendar que las Cigarreras son cada día un poco más insuperables. En la burbuja de la gracia, esa que nos hace a todos iguales durante instantes observé lo que no muchos suelen destacar, que en el Postigo también hay gloria, una de las Glorias de Sevilla, porque pocos son los que se acuerdan de la glorias, menos los que lo hacen en una crónica de Semana Santa. Basta detenerse en el hecho de actualidad: el cierre de la parroquia de San Roque. Todas las alarmas miraron hacia su hermandad de penitencia, la que la iglesia misma le da vulgo popular, no fue hasta el día siguiente cuando la prensa y el orbe capillita no comenzó a acordarse de que allí también está la hermandad de la Virgen de la Sierra. Aunque el poderío de las penitenciales ante las letificas también se lleva lo malo de la “fama”, mientras algunos se han desgarrado las vestiduras por como San Roque se llevó a sus titulares de la iglesia, nadie se ha escandalizado por como lo hizo la hermandad de gloria.
Así, en el Lunes Santo, en una capillita que nos podría parecer insignificante por su tamaño, su luz inundó las tinieblas de la pasión cerniéndose ante el misterio de Jesús ante Caifás y la música nos recordó que los tormentos tendrían su recompensa, porque la Pura y Limpia del Postigo glorificó el terrible momento de la condena al Hijo de Dios para cargar con nuestros pecados.
Han pasado ya algunos días, pero aún resuenan los ecos gloriosos de la festividad de la Inmaculada Concepción. El color celeste lo impregna todo, antesala con permiso del verde Esperanza que nos traerá el comienzo de la historia más grande jamás contada, con el nacimiento, de aquel que iba maniatado y humillado camino del Tardón… es curioso que siendo Sevilla epicentro defensor de la creencia de que María nació limpia del pecado original, solo le dedique una cofradía a la que es Patrona de España, gracias entre otras cosas al mismo sentimiento sevillano que juró hasta la vida en defensa del dogma que llegaría siglos después. Es curioso, que sea una pequeña hermandad, donde todo es pequeño aunque hoy día su fama sea reconocida por gran parte del orbe creyente y cofradiero de la ciudad. Porque como muchos defienden, el ciclo de las glorias en Sevilla no acaba con “la Madrugá de las glorias” de noviembre, sino que hasta el último mes del año contempla el cofradierismo letífico en sus altares de culto, en sus actos piadosos y como no en las calles.
Hace unos días un pasito pequeño, que calza muy pocos costaleros surcó las calles de Sevilla, bajo la inmortal estampa de tan abrumadora montaña hueca de piedra… la Catedral de Sevilla. Grandeza concepcionista sevillana, basta parase en la plaza del Triunfo ante la murillesca Inmaculada de Coullaut Valera y en los actos que se viven en el famoso puente de la Inmaculada… para los creyentes, pero es una hermandad pequeñita, que no se sabe a ciencia cierta cuando se fundó, seguramente rindiéndole culto en principio a un lienzo, allá en una capillita tan pequeña, junto al Arco del Postigo, que muchos ni se percatan de que existe. Paso tan pequeño, del tamaño de unas andas de traslado –eso si portado como mandan los cánones hispalenses, a costal- para que pudiese salir de los escasos metros cuadraos de capilla u oratorio tan reducido.




Ella es la Inmaculada Concepción del Postigo del aceite, o como Sevilla le gusta llamar “La Pura y Limpia” del Postigo, la única Inmaculada con cofradía que completa el extenso devocionario sevillano, alcanzando el décimo segundo mes del año llenando Sevilla del aroma del procesionismo, del olor a incienso casi entremezclándose con el de los polvorones. Aunque hay que señalar que hay algunas cofradías que también tienen como titular a la Inmaculada Concepción, ya sea por fusiones o como es el caso de la hermandad del Silencio, que convierte a la Inmaculada Concepción en su dolorosa titular, errante en la Madrugá de los sueños tras los legendarios nazarenos de Sevilla.
Lo cierto es que esta hermandad no realiza procesión como tal, aunque nos lo parezca ya que es acompañada por banda de música, ya que su recorrido se limita al traslado, por lo que se suele llamar, el camino más directo hasta otros templos donde se le dedica su tradicional novena, siendo el convento de la Encarnación el más común por norma generalizada, volviendo a su capillita donde en el día de su onomástica se celebra el tradicional besamanos a esta pequeñita y dulce señora, una imagen de 80 cms. de talla completa, con ricos estofados en sus vestiduras, con la media luna invertida como estimaban los antiguos tratadistas que era la interpretación correcta del escabel selénico, de autoría anónima, que muchos se atrevieron a adjudicar a las prodigiosas manos de la Roldana, pero que apunta con más probabilidad a la producción del círculo de artistas formados en el dinamismo y recursos expresivos de la escuela de Duque Cornejo en el siglo XVIII. Dotada de su tradicional ráfaga, y tradicional hoy día solo entre las imágenes de gloria procesiona sobre un pasito que aun rezuma a la brillantez del estreno. Consta que en el pasado la hermandad tuvo que tener un paso de similares características al actual, realizado por el que llamo “el tallista de las glorias”; Salvador Domínguez Gordillo alrededor de los años 1939-40, aunque no se sabe a ciencia cierta si contaba con candelabros de guardabrisas o simples candeleros como luego luciría en diversas andas improvisadas, ya que la hermandad decidió enajenar aquel paso a la parroquia del Sagrario donde aún hoy se puede contemplar uno de sus respiraderos en el altar de las imágenes de Santa Justa y Rufina del referido templo catedralicio. En 2009 se estrenaría la primera fase de sus actuales andas, talladas por un desconocido tallista, José Manuel Rodríguez Melo, con taller en Ginés. El cual dota de un elegante conjunto, con unos significativos candelabros que abrazan para una mayor iluminación a la magnífica imagen dieciochesca, estando en la actualidad finalizadas en su dorado por David de la Paz Encina, siendo su llamador obra de Orfebrería Andaluza, siendo donación de su capataz y cuadrilla de costaleros.




Una humildad, un síntoma de pequeñez que quizás no se corresponde con su devoción, acrecentada por estar continuamente a la veneración callejera, ya que las puertas de sus capilla gozan de cristalera por donde poder rezar y contemplar a la Pura y Limpia todos los días del año. La que dio una lección de buen hacer, cuando en apenas un mes su hermandad preparó una magistral e envidiable Coronación Canónica en el año 2000, una coronación que se comenzó a fraguar una década antes cuando se soñó que hubiese sido coronada por el mismísimo Papa Juan Pablo II, cuando visitase la capital hispalense, algo que ocurrió en 1993. Al final no llegó aquel sueño a buen puerto, hubiese sido histórico en el mundo de la religiosidad popular española, pero la imagen sí estuvo presente en la Statio Orbi del Congreso Eucarístico Internacional, aunque no gustó el detalle de cómo se presentó la imagen , a ras de suelo, sin ninguna elevación que destacase su presencia, más estando el Papa presente, pero Ella movió los hilos para contrarrestarlo cuando el Papa al pasar delante de Ella y contemplarla hizo algo que encogió los corazones de todos los sevillanos, postrándose ante Ella en una profunda meditación, una estampa que dio la vuelta al mundo, de esta pequeñita y a la vez grandiosa devoción sevillana, que en un inesperado Lunes Santo nos hizo sentir las mieles de la gracia y la gloria de los cielos, una vez más, ante simples imágenes… años después, cuando el gran Wojtyła subió a los altares de los cielos, justamente a los pies del convento de la Encarnación, se colocó una estatua en su memoria, donde la Pura y Limpia del devolvió su visita…

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