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martes, 4 de junio de 2013

MARTES SANTO SEVILLA (I).

LA VISITA AL TEMPLO DE DIOS...

Hace ya dos meses de la semana más corta y apasionante del año para este que les habla, ya casi en “cayumbos” por el calor, incluso ya soñando con la vuelta a las tórridas galeras carmelitanas iliturgitanas de la mano de mi amigo Rafa Mondéjar –Ella lo quiera- y me da rabia tener que echar la memoria atrás y seguir teniendo que escribir la bendita para lo que debe pero maldita para las cofradías… la lluvia. Ciertamente, hace nada lo contemplaba como una barbaridad, pero ahora no lo veo tan descabellado una hipotética posibilidad de abandonar la tradicional fecha de la Semana Santa siempre bajo la Luna del Nissan y ponerla en otras fechas, al fin al cabo la esencia consiste en rememorar la Pasión, Muerte y Resurrección como hacemos con la Navidad, cuando nadie conoce la fecha exacta en que nació el Hijo de Dios, y se buscó una simbología para colocar la festividad el 25 de diciembre, ¿porque no podríamos irnos a otra fecha para “asegurarnos” la Semana Santa?, ahora que dicen que con el cambio climático, quizás no volvamos a ver una Semana Santa completa de sol y gloria… en fin, si la pusiéramos en agosto, también llovería…
Y es que ahora toca hablar del Martes Santo, un día que me abrió los ojos casi igual que el día anterior, con un cielo que no presentaba muchas nubes amenazantes y donde los meteorólogos anunciaban similares pronósticos desoladores a los del Lunes Santo… la esperanza, mas con lo del día anterior, nos hacía dejar de creer en la tecnología y darlo todo a la mano del que vive allí arriba y del que esperábamos una vez más la gloria… pero ya se presentía que no tendríamos la misma suerte, y que el martes sería un nuevo día para sufrir y deshojar toda esperanza posible. Lo cierto es que esta nueva mañana en la ciudad que baña el mítico Betis nos lanzó a la visita de capillas, la verdad no recuerdo si el motivo fue que el Cerro del Águila por tercer año consecutivo comenzaba a borrar las esperanzas y hacernos temer de que la jornada del martes sagrado, volvería a ser como en los años anteriores… martes, a secas, aunque seco por desgracia no han sido ninguno de los mismos.
Lo cierto es que seguramente hubiésemos optado por la opción del día anterior, darlo todo y coger un taxi que nos llevase hasta el barrio que hace ya más de diez años nos mostró precisamente a los tres, Óscar, Cris y un servidor la gloria de contemplar un paso por las calles de Sevilla. Pero no recuerdo que opción tomaríamos como para buscar la calle Sol y su iglesia de los Terceros a ver si había suerte y podíamos contemplar unos pasos que aún se me resisten después de tantas visitas a la ciudad de la Giralda, los de la hermandad de la Exaltación… no pudo ser, una vez más cerrada, aunque Cris medio nos desquitó la espina acercándose en la mañana del jueves, que este año allí si relució más que el sol y por fin pudo contemplar el astro rey los ojos más blancos y puros de un Cristo en Sevilla, el Exaltado por siempre de Santa Catalina.
Quizás pudimos llegar tarde, ya que por el camino, la Anunciación y San Pedro se encontraban abiertas y a ver quién era el que no le tentaba también entrar. En la sede del Cristo con aires burgaleses y también, porque lo merecen, la gloriosa Virgen del Pilar, no entramos pero en la antigua capilla universitaria si lo hicimos, porque curiosamente este , bueno los tres aun no sabíamos como quedaban los titulares de la hermandad del Valle sobre sus elegantes pasos… y no decepcionó la experiencia, yo que por fotos o videos, la verdad nunca me había vuelto loco por contemplar el patrimonio procesional del Valle, allí una vez más, me di cuenta que el directo gana por goleada a todo lo demás, y que un rancio como yo, allí en medio de la Anunciación lo único que podía sentir es que estaba en el paraíso, allí donde cierto día una estampa de mi Virgen de Zocueca se intercambia las miradas con la dulce señora de ojos verdes, que presidiendo su iglesia vio a una prima mía unirse en matrimonio y de la que puede que les hable pronto…












Espectacular el arte antiguo, ya lo dije en la crónica del lunes, la falta de inspiración de los artistas del presente, para emular joyas como es el paso de la Coronación de Espinas, el de “los espejitos” recién restaurado rezumando casi a estreno donde se asentaba el genial misterio, el cual sobre su paso, conseguía la perfección absoluta, nada que ver cuando veía al Cristo solo en su capilla y el misterio apartado en plan expositivo. Qué decir del paso de “la Verónica”, aunque en Sevilla se le llame el de “Jesús con la cruz al hombro” –como todos vamos-, pero creo que sería más identificativo llamarlo como el paso de “la Verónica”, porque la figura de la piadosa mujer con el vero-icono es sin duda una de las señas de identidad del paso. Todo rezumaba a rancio, mustio, del bueno, del que le gusta a mi amigo Pedro Guerrero, donde el final de todas las miradas se centraba en la dolorosa que dicen podría ser de Mesa, bajo su añejo paso de palio, fiel testigo de las modas de otros tiempos y que esta cofradía ha sabido mantener… el viernes, Cris, me comentó que contemplar la cofradía en la calle, es algo de otro mundo, como todo el jueves… en fin algún año habrá que conocerlo.
Como he comentado antes, los Terceros se encontraban cerrados a cal y canto, volvimos sobre nuestros pasos, con San Pedro y la Anunciación cerradas y creo que con la primera del día suspendida hasta otra nueva oportunidad, ya era seguro que Sevilla se quedaba sin el Desamparo y Abandono del Hijo de Dios, sin su poderoso caminar y sin la dulce cara de esa otra princesa linda, del piel clara que mueve los corazones de todo el barrio del “cerro de las águilas”, la Virgen de los Dolores, “la Lola del cerro” como la llamó un vecino desolado por la radio, siempre a las preguntas de Charo Padilla, la cual lleva también tres años soñando a esa dulce Señorita al compás del “marchón” que le dedicara su marido, Manolo Marvizón, para la efeméride de su coronación canónica.
Pero la que si estaba abierta en la recoleta capillita de aquel que murió crucificado en una cruz especial, con forma de “X”, la aspada, la cruz de San Andrés, la cual se dibujaba en la cera esperando encenderse en la noche del Miércoles Santo y es que allí, en la capilla de los Panaderos vive el Dios y la Reina de los tahoneros de Sevilla.
Como siempre impresionante el misterio del Prendimiento e impresionante el palio de la Virgen “madrileña” de Regla, de la que pronto espero hablarles nuevamente antes de adentrarme en la crónica de su contemplación en la ajetreada noche del Miércoles santo… pero antes, tras despedir en el costero izquierdo su divino perfil, me encontré la mesa petitoria y una fotografía desde donde la Regla me pedía que quería marchar para Bailén y ser también Reina de una de sus panaderías… así, aquel que entre a día de hoy a la panadería de “Juan de Dios Cabrera”, establecimiento sobrado de solera en mi pueblo, se encontrará que lo recibe la Reina de los Panaderos de Sevilla, y porque no, de los de todo el mundo. el bisnieto del fundador – en su día amigo del genial Gámez Laserna-, mi amigo José Cabrera, cierto día me preguntó que era aquello de una hermandad sevillana de panaderos que los invitaron a no sé qué evento, y por ello allí parado ante la foto, veía como con su dulce mirada me pedía que me la llevara y que Ella ya le explicaría en qué consistía todo… se la enmarqué y ciertamente el regalo le llenó de satisfacción, sin duda no se esperaba un regalo ni tan divino ni tan lleno de simbología, más cuando se enteró que le traje a la Virgen, porque él es de convicciones marianas centradas en la Virgen de sus amores, su Virgen de los Dolores… dice mi amigo Pedro Guerrero, que ir a comprar el pan y que lo reciba la Ntra. Sra. de Regla no tiene precio….











Justo al lado, volviendo a Sevilla, como ya sabrán muchos, la iglesia de San Andrés se encontraba con una de sus puertas entreabierta, pero no para poder acceder al templo, desde la lejanía volvíamos a contemplar la simbiosis perfecta del Traslado al Sepulcro del Hijo de Dios derramando su sangre sobre la “Rosa de Iñaki”… y ahí creo que surgió la curiosa historia… y si buscábamos esta dirección, antes de buscar la comida en el Museo –hoy si comimos según la costumbre- es porque hoy tocaba nuevamente sentir el roce y el calor que desprende el aliento del Hijo de Dios según Sevilla… por Amor de Dios, Trajano, Conde de Barajas… hasta llegar a la alcoba de Dios en Sevilla hecha pequeña basílica de planta romana. Por San Lorenzo las colas se hacían como siempre eternas, por ello había que adentrarse en la legendaria parroquia a deleitarse con la sublime Soledad dorada de María y a soñar en la esperanza de que por fin, volviese a rememorar y mis acompañantes pudiese por fin conocer como Dios se planta poderoso y desafiante, pero siempre con humilde ternura e infinito amor y recibe las constantes bofetás de la vida, soñar con su cadencioso y poderoso caminar y dibujar su dolorida y a la vez fuerte mirada perderse por los rincones del barrio de San Lorenzo mientras atraviesa la madrugada, siempre seguido de una morenaza sevillana, la que evoca el más Dulce Nombre de mujer que para mí existe en la tierra… María, acompañada del discípulo amado, pura exaltación una vez más a la genialidad, porque para ser genio no hay que ser un Juan de Mesa, de Antonio Castillo Lastrucci…











Ya fuera, Juan de Mesa contempla el ritmo de la ciudad, agolparse en colas. Colas que lo llenarán de orgullo, por ver que Dios quiso guiar sus manos para que dibujara sobre la madera, no su rostro, pero si un rostro que irradiaría la divina paz que Dios nos manda a través de su Sagrado Corazón, ahora que estamos cerca de esta festividad. Larga cola que mereció la espera para sentir el más grande de los poderes salir por su boca y chocarse en nuestra cara, porque Él también “echa el aliento”. Allí en la basílica del Gran Poder, en estos días de besamanos, no hay ni pasos de Gijón, ni palios de Ojeda y que me perdone la pobre, ni su Madre del Mayor Dolor y Traspaso. Y es que el Dios de la ciudad baja nuevamente al suelo de Sevilla para consolar a millares de sevillanos y foráneos que no quieren perder la oportunidad de llevarse el consuelo y la paz que transmite el tacto de su mano con nuestros labios y esa sensación indescriptible cuando te quedas frente a frente, te santiguas como llevan los siglos contemplando y ves como su mirada te vence y te hace sentir que no eres nada, que los de alrededor tampoco pero que a la vez, con su rostro dolorido sigue transmitiendo ese inigualable amor por todos nosotros… me dirán que soy un partidista devoto del Señor, como quizás lo pude ser en diciembre ante aquella que por abril, bueno este año por marzo cumple 18 años –la que tildan como su verdadera Madre…-, pero no, el año pasado fue mi primera vez ante Él y aquello se me quedó grabado en cada milímetro cuadrado de mi corazón y este año tenía que volver, y Él lo quiera, todas las veces posibles espero seguir volviendo, porque jamás antes en mi vida, sentí ante lo que verdaderamente es, una escultura de madera –eso si magníficamente labrada y policromada- que me encontraba ante aquel al que cada día sueño con poder ver en persona y charlar… al Cristo, al hijo, a Jesús… a mi Dios… eso sí, sin tener que morirse…











Óscar lo has conseguido… vas a sacar más de una entrada de un día donde la gloria se quedó en los templos, aunque bueno en la próxima parada si hubo pasos en la calle… estábamos en la “universidad donde se moldea la sabiduría cofradiera”, y en Sevilla, ciudad universitaria, también algo de tanta transcendencia en la sociedad tenía que tener su cofradía, los Estudiantes…

CONTINUARÁ…


Fotos: Oscar Ortega.

2 comentarios:

  1. tal y como estuvimos hablando unos dias antes de salir hacia Sevilla, cuando estabamos planeando el viaje y consultabamos las predicciones meteorológicas: Prefiero ver llover en Sevilla.... porque aunque el dia no fue del todo fructuoso, ya que nosotros a lo que vamos es a ver la grandeza de las hermandades y los pasos en la calle, sí que fue muy agradable y constructivo el poder presenciarlos en sus capillas, con ese ambiente, y disfrutar de largas charlas y tertulias sobre nuestras cosillas.
    por cierto, lo de cambiar de fecha la semana santa.... nose... no lo veo. creo que la primavera tiene algo especial; quizás sea que los dias empiezan a ser mas largos, que se nota algo de subida de temperatura y suele hacer mejor tiempo (aunque este año nos hemos dado con un canto en los dientes), o quizás sea el verde del campo y el olor a azahar...pero para mi, es la fecha idonea.

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  2. y la sangre altera jajaja... no te tomes al pie de la letra lo del cambio de fecha, está puesto en plan lamentación y coña por las ultimas semana santas vividas...

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