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lunes, 12 de agosto de 2013

BAILÉN 1990. DOMINGO DE RAMOS.

Ahora ha llegado el momento de viajar en el tiempo, a mi niñez, a la Semana Santa que entonces vivía y aunque algunos no lo crean, disfrutaba lo mismo que puedo hacerlo ahora donde mis sentidos me lleven. Sin duda la Semana Santa de Bailén fue mi cuna, mi escuela, con la que me impregné de la gracia, en aquello maravillosos años noventa como diría el bueno de Antonio Pradas donde todas las procesiones salían y no llovía… yo soy de los que defienden que el pasado no se puede borrar y que la historia hay que contrala tal como fue, por ello comienzo con esta entrada una nueva de mis series donde mostrar ejemplos en movimiento de lo que fue la Semana Santa en la que comencé a forjar mi lema de ser un simple capillita, adorando a la Semana Santa en sí, aunque fraguase mi pasión en una, pero sabiendo que el cúmulo de todo es la grandeza de la gran semana de Dios.
Sé que estas entradas no llamarán mucho la atención de los muchos seguidores del blog, pero desde el inicio pensé que este blog enfocaría mi ser, y como dije antes, Bailén no puedo bórralo del currículum de mi vida. Y lo cierto es que cuando cierro los ojos y echo a volar los recuerdos, veo felicidad en aquellos tiempos, y también tristeza, mucha tristeza, pero muchas ganas de hacer a muchos volver a revivir nuestro pasado y de mostrárselo a esos muchos capillitas jóvenes que comienzan a forjarse en la ciudad, los que quizás algún día, sabiendo de dónde venimos, le den el gran cambio que sigo pensando que necesita la Semana Santa de mi pueblo, por ello una vez vengo a aportar y hacerles viajar en el tiempo y conocer la Semana Santa de los años noventa de la centuria pasada, la década donde definitivamente se abandonó los viejos modelos, o muchos de ellos, para dar el paso a engrandecer la Semana Santa como antes nunca se había hecho, aunque aún siga quedando mucho camino, en muchos casos se podrá ver incluso síntomas de estancamiento, donde algunos casos siguen igual que hace veintitrés años y en otros un gran progreso..
Como no quiero extenderme mucho, aunque esta primera lo requiere, comenzaré por el Domingo de Ramos del año 1990. Esta grabación pertenece al primitivo video comunitario, o cadena local de cable, el “TELE CABLE BAILÉN”, que surgió por aquellos años, donde los resúmenes de las procesiones del día anterior eran esperados con ansia antes de partir a disfrutar de un nuevo día de Semana Santa. Esta grabación me la dejó hace más de quince años el buen amigo de mi familia, antiguo presidente de la cofradía de la Santa Vera Cruz, Bartolomé Recena, el cual está presente en tantos y tantos recuerdos de mis primeros años capillitas.
No sé por qué, pero aquel año lo tengo grabado a fuego en la memoria, es la Semana Santa que más clara tengo en mi recuerdos de mis primeros diez años de vida, algunas imágenes por sombras anteriores es lo único en lo que puedo viajar más allá… tenía ocho años y aún recuerdo que aquel Domingo de Ramos amaneció parecido al de este año, lloviendo, y no poco… pero la gracia del sol se abrió camino y la cofradía de los Siervos de Jesús en su Entrada en Jerusalén “la Mulica” pudo realizar su procesión con normalidad.
Abre el video unos planos en el interior de la Encarnación, donde se nos muestra el paso colocado junto a la pila bautismal, en la nave de la epístola, que era el lugar donde por entonces se colocaban los pasos antes de la salida procesional. El motivo seria, tal como podemos observar en el video, de que entonces el Sagrario no se encontraba en la pared de justamente detrás –y por consiguiente no taparlo de la vista con el paso-, tal como está hoy bajo las platas de la Virgen de Zocueca, incluso se intuye a la imagen de San Dimas, que entonces recibía culto en este vacío y frio lugar mientras en la otra nave, en la otrora capilla de la extinta hermandad del Rosario, recibía culto tanto Jesús Sacramentado como la Patrona de Bailén. Es curioso que hace tres años por hoy les contaba la particularidad que tenía nuestra “Capitana Generala” en sus salidas anuales del 20 de julio y el 5 de agosto, al hacerlo sobre un paso que coronaba un palio, que según cuentan, se obró de esta manera para que la Virgen se contemplase desde todos los ángulos, es decir desde las alturas de la viviendas, borrando una añeja estampa, que aun en su humildad me sigue pareciendo una sabrosa estampa del pasado y una particularidad muy especial para un paso de gloria. Recuerdo esta historia, ahora que aún tenemos su salida procesional muy presente, porque en el siguiente plano, el cámara tuvo el acierto de grabar en la distancia, bajo la puerta de acceso al campanario aquel sencillo palio blanco, que cada vez que entraba en la iglesia, en cualquier día del año, me daba el chispazo de la pasión, y es que entonces para ver un paso había que esperar 365 días al año… aunque fuese de gloria.
Tras esto, el paso de la “Mulica” sale a las calles de Bailén bajo el incomparable marco de la puerta de la iglesia atribuida a Aranda de Salazar, sobre el antiguo paso adquirido a la hermandad de la Expiración de Jaén, siendo una de las pocas muestras que quedaban del arte del granadino Nicolás Prados López. Un paso que permitía así, formar la primera cuadrilla de portadores de grandes proporciones y donde ese año, no lo sé seguro, pudo portar por primera vez a la popular imagen de los talleres de Olot, ya que apenas unos años antes, procesionó sobre el trono de ruedas de Palma Burgos adquirido a la hermandad del Nazareno de Úbeda, y que en próximas entradas podremos medio intuir en la añorada para muchos, “Procesión General del Santo Entierro”, una costumbre por cierto, quizás imitada de la ciudad de los cerros.
Sencillo exorno de flor roja, afín aun a los modelos de la década anterior que por entonces algunas cofradías comenzaron a cambiar y a evolucionar en una búsqueda de una mejora estética. Tras Él, como hasta este último Domingo de Ramos, la Banda de Música de Bailén, entonces quizás aun denominada como “Patronato Santa Cecilia”, ejerciendo como banda municipal acompañando  a todas las representaciones municipales, incluso apareciendo la rancia estampa de los “Maceros”, otro de los recuerdos de mi época mocosa. Destacar la interpretación de dos marchas que curiosamente pocos encajarían con el acompañamiento de esta procesión, como son las funebrísimas “Cristo del Perdón” y “Mater Mea”. Paco Balbuena comandado a su cuadrilla, con aquel llamador de mano como los que cuelgan de cientos de puertas de nuestros antepasados, con un andar más afín a como andaban los tronos de varales exteriores, a lo que es el compás malagueño, que al ser portado desde el interior podríamos asemejar con el andar de los pasos de Cádiz, hasta que con los años fueron intentando imitar el caminar de “sobre los pies” sevillano, hasta llegar a nuestros días donde por fin se ha apostado por portar el único paso de la cofradía a costal, ellos que siempre fueron los abanderados de que su trono se portaba desde el interior. Recodar que en esto se resumía el Domingo de Ramos, hasta 1994 no se inauguraría la noche de Ramos con el paso de la sentencia.
Muchos de mis visitantes locales quizás se irán viendo reflejados en las imágenes, algunos que ya no están entre nosotros nos emocionaran y otros verán cómo eran entonces, incluso auténticos bebes, donde destacado a mi vecina Magdalena “Sete” sujetando en brazos a su hija casi recién nacida vistiendo la única de la hermandad en la calle Real grabada desde el balcón del bar de mi amigo Alfonso Piñero –el cual lo veremos hecho un mozalbete asomado al mismo en otras jornadas cofradieras-, y es que su familia al completo es de esta hermandad desde que tengo uso de razón, incluso creo que el año que viene será la nueva hermana mayor de la cofradía. Aún no había nacido ni su hijo Pepe, hoy un auténtico capillita de los míos, el cual ya manda los cambios bajo el paso. Su marido, Roque, que llegó a ser presidente, últimamente nos muestra el orgullo que le supone los logros académicos de su hija, ya hecha una mujer claro está y que seguramente les gustará recodar aquellos años con este video que les dejo.

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