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domingo, 11 de agosto de 2013

MANUEL RODRÍGUEZ RUIZ... JUNTO AL "ALMA DE DIOS".

Como diría la chirigota de “Los Pre-paraos”, aunque yo si había estado antes en tierras gaditanas, en mi viaje hasta Conil de la Frontera hace un par de semanas, para ir “no nos tiramos por el peaje, hemos cogio´ por los pueblos igualito que los borricos”… cierto, mi buen amigo José María me aconsejaba dejar la autovía nacional IV a su paso por Écija y a través de carreteras nacionales llegar hasta las tierras de Cádiz. Así como algunos sabrán se busca la dirección hasta Marchena y después por la A-92 se busca el Arahal desde donde sobrepasando este pueblo sevillano se busca la salida dirección a El Coronil porque nuestro primer destino era Arcos de la Frontera…
Era la primera vez en mi vida que contemplaba aunque fuese desde fuera este pueblo sevillano donde se guarda una de las tantas semillas que a los capillitas nos llevan a la gloria… curioso que cuando tomaba la salida para El Coronil, este siempre, simplemente capillita no pudo evitar acordarse  de lo que es Arahal para el mundo de la cofradías, curioso, que poco antes de una semana Dios me llevara por estas rutas, que quien me iba a decir que cuando tomaba dirección a El Coronil dejando atrás Arahal, pocos días después, abriendo el mes de agosto, alguien que extendió el nombre de su pueblo a infinidad de lugares en Andalucía y buena parte de España, también dejaría el Arahal pero para irse a la gloria junto a Dios, porque la verdad no sé qué cara tendría el Dios de don Manuel Rodríguez Ruíz, ya que el gran legado de su vida, la Agrupación Musical de Santa María Magdalena del Arahal, ha acompañado a tantos pasos de Cristo en sus cincuenta años que ciertamente al maestro no sé cuál le tendría más cogido ese gran corazón que para nuestra desgracia ya ha dejado de latir, aunque seguramente, como diría la canción, “Él ya le ha devuelto la vida”, y allá en la pradera de la luz eterna, cuando el viejo músico traspasó las puertas que custodia San Pedro, una legión de ángeles con boinas lo recibirían elevando las más sublimes marchas que el genio de Rodríguez Ruíz nos legó para mayor gloria de Dios…
Los ecos de la eternidad se llenarían de "Puente de San Bernardo", "Cristo de San Julián", "Virgen de las Angustias", "Salud de San Bernardo", "Cristo de la Esperanza", "Cristo de las Cinco Llagas", "Pasa la Virgen del Refugio", "Magdalena Bendita", "La Piedad", "Dolores y Misericordia", "Costaleros de San Julián", "La Buena Muerte de Cristo", "Himno al Cristo de la Misericordia", de los cantos litúrgicos... pero seguramente el Padre Eterno se le acercaría y le diría que llevaba esperando mucho tiempo para que el maestro dirigiese a su banda celestial, para que a través de su música sintiese como en la tierra se transmitía el “Alma de Dios”…




Creo que no podía dejar pasar mi humilde y particular homenaje a la figura de Manuel Rodríguez Ruíz en este mi blog, sobre todo para aquellos que me insistían que esta era su única ventana donde absorber sabiduría y aprender cada día más de Semana Santa, que incluso había conseguido que la misma les ocupara un hueco más importante en su alma desde que vengo hablándoles de cofradías. Y es importante mostrarles la figura del músico arahalense porque su aportación en si duda una de las más importantes, bajo mi punto de vista en lo que la Semana Santa de sevillanas maneras se refiere, a lo largo de pasado siglo XX. Siempre he discutido con músicos, sobre todo “agrupacioneros” sobre quien era la verdadera “madre y maestra” de las agrupaciones musicales, es más, ya muchos tildan así a la banda del Arahal, como se le suele llamar más comúnmente. Hay quien incluso me ha dicho que si alguna vez hubiese escuchado a don Manuel hablar de los orígenes de su banda cambiaria de opinión, porque a sabiendas de no saber lo que contaba, para mi basándome en lo que la historia me muestra, aunque a veces la misma se cuente según sople el viento para el que la escribe, la banda “madre y maestra”, es decir la primera que sembró la semilla del estilo llamado hoy día “agrupación musical”, fue la banda de la 2º Comandancia Móvil de la Guardia Civil del acuartelamiento de Eritaña con el sub teniente José Martín Martín a la cabeza.
Aunque lo cierto es que cuando irrumpe en el panorama musical la banda de Arahal, dirigida por Manuel Rodríguez Ruíz, se sientan el 90% -son porcentajes lanzados a ojo por mi poca importante opinión- de la base sobre la que hoy en día se postulan todas las agrupaciones musicales. Es cierto que lo introducido por Manuel Rodríguez es aplastantemente más decisivo que lo de Eritaña, hasta la actual denominación de “agrupación musical” la trajo Arahal, pero la primigenia idea musical y la importancia de la instrumentación la aportó Eritaña, es decir, el estilo cornetas y tambores, con la evolución traída a Sevilla por la Policía Armada de los Bomberos de Málaga era contrarrestada por una nueva concepción musical donde la inclusión de más instrumentación creaba un nuevo estilo, y donde un instrumento como es la trompeta toma el protagonismo principal.

Pero lo cierto es que aquellas primeras marchas de Eritaña casi desaparecen –aunque hoy se están recuperando muchas de aquellas escuetas marchas con nuevas re-armonizaciones-cuando llega a Sevilla la banda del Arahal a revolucionarlo todo, asentándose definitivamente como una banda idealizada para el caminar de los pasos de cristo y con ello, quizás separando por primera vez en la historia los estilos para según el paso que llevasen delante, algo que después tomarían las bandas de cornetas y tambores sobre todo las fundadas en la década de los setenta, que curiosamente nacerían siguiendo los postulados de Manuel Rodríguez Ruíz, porque hasta que las Cigarreras, Triana o el Sol impulsaran nuevamente el estilo “Policía Armada” –eso sí, con nuevos conceptos musicales, tomando ideas de las agrupaciones- o “Bomberos de Málaga” hasta las cotas actuales, la música que arrasaba , sobre todo entre la juventud cofradiera sevillana era la de agrupación musical, siendo entonces muchos pasos de cristo acompañados tanto por el Arahal como por otras formaciones nacidas tomándola como referencia, que hoy en día nos parece una ilusión utópica en pensar de verlos caminar sin el compás de las cornetas y tambores.
Se creó una música muy afín del populacho que en ciertas ocasiones por lo quizás desmesurado de la rítmica de algunas marchas o la inclusión de instrumentos considerados poco propios de la esencia de la Semana Santa, se la llegó incluso a vetar desde las altas esferas de las cofradías. Pero polémicas aparte es importante reseñar, ahora que Dios ha querido poner fin a su vida entre nosotros, el legado que Manuel Rodríguez Ruíz dejó para la Semana Santa sevillana y por ende en Andalucía, haciendo esta humilde reseña para el conocimiento de los muchos seguidores que seguramente no conocerían su figura y su transcendental aportación al mundo de las cofradías, que recordando un símil que hace unos días hice con mis amigos, para mi este adiós supone para el mundo cofradiero musical, algo equivalente como la muerte de Beethoven o Mozart para el mundo musical universal.
Hasta  donde llegaría su legado que traspasaría las montañas de Asturias, cuando mi amigo Alfonso Piñero comenzara a mostrarle grabaciones de sus marchas a esos músicos de la banda del Cautivo, que después crearon una agrupación fiel seguidora de las esencias de Eritaña y como no, del Arahal, como allí mismo les expliqué a los ovetenses en mi humilde pregón. Cosas del destino, bueno las cosas de Dios, con la cara del Cristo de las Misericordias de Arahal hizo que estos ovetenses bajasen hasta Sevilla a un congreso de costalería en la cercana Marchena, aprovechando el viaje para una vez más sorprender a mas sevillanos -Bienvenido Puelles incluido-, en este caso de la provincia, cuando se presentaron en los ensayos de la Magdalena de Arahal y rindieron pleitesía y admiración a esta legendaria banda, allí sorprendieron a don Manuel, cuando comprobó que su nombre también circulaba y sobre todo su legado por las calles de la capital del principado de Asturias. Hace unas semanas estuve con el amigo Tino en Linares y me contaba orgullo las experiencias junto a la banda del Arahal y el honor que le supuso departir con Manuel Rodríguez Ruíz, ellos le regalaron unos recuerdos de sus amantísimos titulares que ya colgarán sobre las cincuentenarias historias de la mítica banda que sigue enamorando cada Domingo de Ramos a Sevilla tras el Señor de San Julián, para quien sabe, cuando llegara al cielo también le pusiera la cara a Dios, la cara del Dios de mis amigos ovetenses...

Su música en aquellos videos del correo me levantaba del asiento, hizo que la música cofradiera para paso de cristo fuera algo que me eriza el vello en cada compás, que me traspasa el alma, muchas gracias don Manuel Rodríguez Ruíz por regalarme, por regalarnos a los capillitas una ración más de cielo, de ese que ya goza para siempre, y es que vaya pedazo de cofradía tiene que estar montando Dios en su Reino, y ahora le faltaba la perfecta batuta para su agrupación musical…

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