Suena la “marcha” –con permiso siempre de “Amarguras”- del ultimo Pregón de la Semana Santa de Sevilla; “Cristo de las Almas” casi tan “desconocida” para el orbe como el crucificado y la hermandad a la que está dedicada, pero es que el joven pregonero antepuso los repelucos verdaderos ante los que todos recurren para quizás quedar bien. Y es que los Javieres es una de las hermandades más humildes y pequeñas de Sevilla, pero no por ello falta de encanto y buen hacer. Para mi tiene más “pros” que “contras”, y hoy me he acordado de su Stma. Madre de Gracia y Amparo, una de las señoras de las que menos me acuerdo en estas páginas. Esbozando ideas en mi mente, de los diferentes tipos de hermandades rancias, he dibujado en mi memoria sus bordados de aplicación del palio, uno de los pocos “contras”, pero los he imaginado moviéndose con elegancia, a veces muy sobria y otras algo más movidita, pero sin perder nunca el compás y la esencia, de esos palios que parecen que van a ruedas, que una vez más le ha insuflado los para mi geniales capataces de la saga Palacios, los Díaz Talaverón que es lo mismo. Era este el paso de los que comandan, en el que menos me había detenido, y hace un mes mi buen amigo Rafa Mondéjar me hablo de él, y las cosas de la gracia, quizás buscando el amparo, me ha dado por buscar su solemne compás, rancio como los geniales grafismos de la vestimenta de esta dulce Señora de Fernández-Andés y populoso como lo que a veces parece buscar este palio, el cual aún no he disfrutado como merece, lógico por otra parte ya que lleva tres años sin salir por la dichosa lluvia. No sé si será el arte de abajo o el arte en la priostía, pero lo mismo se palpa la algarabía de la baratillera que el solemne compás de las cofradías de negro, una vez más, enorme la firma de los muchachos de Rafael Díaz Palacios…
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