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lunes, 5 de agosto de 2013

ZOCUECA... LA VIRGEN BLANCA DE BAILÉN.

Cuatro siglos después de que el Hijo de Dios nos abriera las puertas de la Gloria, curiosamente y humildemente apartando la piedra de un lúgubre sepulcro, en la Roma cristiana vivía una piadosa pareja. Él se llamaba Juan Patricio, el nombre de ella se desconoce. Habían sido bendecidos con abundancia de bienes  y también de fe, pero no tenían hijos para compartir estos dones, por lo cual decidieron nombrar heredera a la Santísima Virgen y le rezaron  con devoción para que los guiara en la asignación de esta herencia. En la noche del 4 de agosto, la Madre de Dios se apareció en sueños a Juan Patricio y a su esposa, manifestándole su deseo de que construyeran una basílica en el monte Esquilino –una de las siete colinas de Roma-, en el mismo punto preciso que Ella señalaría con una nevada en pleno verano… cuenta la leyenda que también se le apareció al entonces sucesor de Pedro, el papa Liberio (352 – 366) o que tan solo, el matrimonio le comunicó la voluntad divina…
A la mañana siguiente, tal día como hoy, pero de un año que se pierde en la noche de los tiempos, en el que brillaba el sol, la ciudad quedó sorprendida al ver un espacio nevado sobre el referido monte, sobre el cual se levantó la futura basílica. La misma, pronto se convirtió en uno de los templos más insignes de Roma y de toda la cristiandad, venerándose allí la milagrosa “Madonna” llamada de la Salud o Auxilio del pueblo romano, cuyo culto seria popularizado a través de copias por los Jesuitas. Pio XII, que celebró su primera misa ante esta efigie, la coronó solemnísimamente el día de Todos los Santos de 1954, jornada en la cual instauró la fiesta de María Reina. Por esta circunstancia milagrosa comenzó a conocérsele como la Virgen de las Nieves, celebrándose la fiesta solemnemente cada 5 de agosto en su basílica. En el siglo XIV se extendió a toda Roma y finalmente, San Pio V la declaró fiesta de la iglesia universal en el siglo de oro de la veneración popular, por lo menos en España, el siglo XVII.
Así tal día como hoy, multitud de ciudades rinden culto a la Santísima Virgen en su advocación de las Nieves, esas Vírgenes que visten de blanco inmaculado como aquella nevada que cayó en una de las siete colinas de Roma en pleno verano. Una festividad que aprovecharían otros tantos pueblos para rendirle culto a la imagen de la Madre de Dios, en muchos casos su excelsas patronas, aunque no compartieran aquella advocación. Así creo yo y así me hacen intuir los estudios que tuvo que ser en el pasado los primitivos cultos a la patrona de mi pueblo, la Virgen de Zocueca, cuando en la lejanía de los siglos, la tradicional romería se celebraba tal día como hoy por la aldea del Rumblar, antes de que definitivamente los bailenenses nos la trajésemos para Bailén… o no, quien sabe lo que aun pueda deparar la vida, aunque allí también exista una copia del primigenio icono goticista. Aquella romería llegó a alcanzar tal fama, que se consideraba la segunda más grande tras la de la Virgen de la Cabeza, incluso contando con hermandades filiales, hoy todas extinguidas. Por ello supongo que de ahí proviene el título de Archicofradía.
Pero tal como les mostraba el pasado año, gracias a la labor del amigo Juan José Villar Lijarcio, sabemos que en este 5 de agosto, festividad de Ntra. Sra. de Zocueca, Reina indiscutible de los corazones bailenenses, se debe al crucial voto realizado por el pueblo aprovechando una de las antiguas venidas de la Virgen al pueblo, coincidiendo con la terrible peste que por aquellos tiempos asolaba Andalucía, por lo cual toda la villa de Bailén hizo juramento solemne “para celebrarse para siempre jamás por día de fiesta el día cinco de Agosto de cada año de los venideros y ayunar su víspera, que es el día que la Cofradía hace fiesta [...] a la Santísima Imagen de Nuestra Señora de Zocueca”, según el voto realizado en la iglesia de la Encarnación el día 15 de mayo de 1681.




Por este motivo, como cada 5 de agosto, si Ella lo ve conveniente, Nuestra Madre Santísima de Zocueca, en el día de las Nieves procesionará por la calles de su pueblo, que este año romperá una “tradición”, que si no me equivoco pocos quedarán que alcancen a recordar a la imagen de José María Alcacer sin el tradicional manto que utiliza para su segunda salida más solemne del año, el manto verde que le donara la famosa familia mecenas de Bailén de las primeras décadas del siglo XX, los conocidos “Martínez” de la calle “del Santo”. Y es que este año el tradicional manto rojo, donado por la Reina Isabel II, que también viene utilizando para la procesión del 20 de julio, no se le ha puesto a la Virgen, al parecer por su gran deterioro, la verdad no sé hasta donde alcanza este deterioro, pero la hermandad vio conveniente que no se utilizara este año, estando este que les suscribe en pleno desconocimiento, de si la misma está sopesando restáuralo…. Nada más que por su peso histórico debería hacerse sin ninguna duda, y que el trabajo lo hagan profesionales cualificados de verdad…


Por esta razón, la Virgen de Zocueca procesionó el pasado día 20 de julio, seguramente todos la veríamos así por primera vez, con el manto que se utilizaba para la festividad que se celebra hoy, el verde, de autor anónimo y que según mi punto de vista, puede que se trate de la mejor pieza de bordado que posee. Como ya ha sacado el verde, la cofradía ha decidido crear una estampa nueva como es contemplar a la Virgen de Zocueca con un manto blanco, que acertadamente le ha colocado el que parece se está alzando como su vestidor, después de toda una vida de camareras, el bailenense y sacerdote Manuel Sánchez Rodríguez. Me resulta curioso que en mi labor de intentar abrir caminos y mentalidades, en lo que se refiere al cuidado y la técnica en la vestimenta, sobre todo de las dolorosas de la localidad, me quedaba siempre en el tintero la imagen de la patrona, la cual se limitaba al manto y la saya sin más y los aditamentos militares con la que se complementa su iconografía, forjada a lo largo de los avatares de la historia. También pensaba, que evidentemente a Ella también se le podía dar más juego y que incluso le cabria un tocado. Menos mal que no dije nada, porque quizás con más intención no se le habría puesto, pero gracias a Ella, llegó Manolo, que seguramente en otras localidades tomó la inspiración y la decisión para intentar cambiar la estética de la imagen, insuflándole los postulados creados en Sevilla a partir del genio Juan Manuel Rodríguez Ojeda y lo cierto es que lo hace muy dignamente, incluso parece que lleva una especie de pollero, pero aún se puede hacer muchos más, aunque supongo que no será tarea fácil todo lo avanzado… démosle tiempo al tiempo.

No sé si habrá sido casualidad, para que la Virgen vista este interesante manto, que la verdad la falta de catalogación hace que poca información pueda aportar, dicen que fue donado por otra familia acaudalada de la localidad, los Corchado, pero con intención o no, habrá que tener en cuenta la lógica formación de su vestidor-sacerdote, hoy la Virgen de Zocueca será más que nunca, revestida de blanca pureza, la llamada en muchos rincones de Andalucía, la “Virgen Blanca” de Bailén, la cual perfumará como nardo de suave olor la calurosa noche bailenense… hoy para las Nieves baileneras, será un día más especial si cabe…


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