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martes, 4 de diciembre de 2012

"CURRISMO", EL ARTE DE LO EFÍMERO...


El pasado viernes, tras la gratificante experiencia del año anterior y las más que atractiva que se podría presentar este año asistí en la ciudad de Andújar, a la acogedora casa de hermandad de la cofradía del Gran Poder para asistir al III Foro de Capataces de Andújar donde diversos capataces de las cofradías del Jueves Santo andujeño, unidos al capataz de la hermandad anfitriona, el amigo Rafael Mondéjar se unían para más que debatir, que se debatió, charlar de ese “arte efímero”, tal como lo definió el gran protagonista de la noche, el capataz cordobés Luis Miguel Carrión Huertas “Curro” (al final no nos sacó de la duda de por qué es llamado así), que es sin duda el arte de cargar los pasos donde sin duda van Él y como no va Ella, amén de los santos.
Moderado por Gregorio Orejuela, los capataces estuvieron acompañados - Fernando Parrilla Sánchez, capataz del Buen Remedio y Gabriel Ramírez Herrera, capataz de la Esperanza- por segundo año consecutivos por el también capataz cordobés Federico Jiménez Reloba. Este año sin duda la vertiente de la charla fue diferente, ello se buscó aunque a veces siempre se pueda caer en hablar de lo mismo. He leído, me han hablado de Curro durante mucho tiempo y con ello me podía hacerme una idea de cómo era y cuales eran sus conocimientos y sus maneras de trabajar. Sin duda me cautivó y me demostró que él no es un cualquiera, sobrepasó mis expectativas sobre los conocimientos que atesora, no solo del mundo de abajo, si no del mundo cofradiero y todo lo bueno y lo malo que lo rodea. Me encantaba escuchar sus opiniones y como las defendía, sin duda con todos los respetos, creo que todos los que estábamos allí presentes estábamos ante un autentico maestro, que además de enseñarnos a llevar los pasos, nos podría enseñar a redirigir el pensamiento y maneras de trabajar las cofradías.
Me es imposible hacer una cronología de todo lo que se habló y debatió, sin desmerecer a Federico enseguida nos hizo ver lo que era la historia y muchos por qué de la historia y sus “historias” de la costalería. Conocía la dificultad de los pueblos, como se movía el ambiente costaleril de su ciudad y sobradamente nos habló de Sevilla como si fuese un capataz de allí… el bordador Pedro Palenciano le lanzó una buenísima pregunta… ¿Qué magia utilizas para que muevas tantos costaleros a tu alrededor? Él obviamente contestó lo que la humildad que da la categoría de los tíos de verdad solo pueden contestar… trabajo, humildad, seriedad, aguantar malos ratos, dar cariño, aguantar los chaparrones , etc… a lo que atrevidamente le añadí “pero apostando por un modelo a muerte…” a lo que asintió sin complejos y sin miedo. Y es que ese modelo es lo que aprendió en la escuela de todo esto que es Sevilla (espeluznante momento cuando se refirió a su amigo y maestro, se hizo un silencio sepulcral ante el nombre de Manolo Santiago), el que a principios de los noventa se convirtió en unos de esos costaleros que están hoy muy de moda, los que van de otra ciudad a sacar pasos a Sevilla. Sin duda iba a disfrutar y aprender, y aprender con el sufrimiento inexplicable de pasear un paso con la categoría y el arte que solo tiene el mundo de la Semana Santa, más cuando se habla de costaleros. Muchas veces he intentado buscar una corta pero rotunda definición de lo que supone a mi modo de ver la Semana Santa, lo que supone y es lo que se recrea en una chicotá, que aunque pareciese que puede ser como todos los años ningún año es igual. Lo denominó “arte efímero”, una escultura queda, un bordado queda, una pieza de orfebrería queda, la música se puede escuchar cada día en grabaciones y aunque una chicotá se pueda grabar en video, solo el que lo vive en vivo y en directo, y siente esas cuatro dimensiones acompañado de los olores y los sonidos, es como el que siente el arte de un torero en la plaza o contempla una gesta deportiva irrepetible, es un arte efímero, donde no se cobra entrada pero se recrea cada primavera por las calles de Andalucía, y allá donde este sentimiento es captado y transmitido.
Escuchó los problemas de los capataces locales sobre como esta la costalería en su mundo, incluso me sentí identificado porque lo que ocurre en Linares no está muy lejos de ello. Pero Curro siempre tuvo muy claro sus conceptos, porque tal como dijo esto es evolución, él la vivió en Sevilla “cuando en la igualás iban los justos y menos”, igualmente en Córdoba cuando se les presentó 15 hombres para sacar los dos pasos de la Santa Faz en su segunda estación de penitencia y por ello seguramente vería reflejado que aquello estaba en este caso en Andújar, como se podría llamar Linares o Jaén. Incluso creo que indujo a un mensaje de tranquilidad, “si hoy sois mejores que hace treinta años, seguro que todo os llegará”, yo como costalero de un paso que lo paso muy mal aunque yo lo viera desde fuera, puedo dar fe de ello.
Yo lo tengo muy claro, él en Sevilla conoció un modelo y comprendió que eso era el futuro y se lo llevó a Córdoba, “partiéndose la cara” por ese modelo, donde la diferente idiosincrasia y el diferente peso del mundo cofradiero en la sociedad cordobesa hizo que quizás el comenzara a marcar un punto y aparte y a dividir al mundo costaleril que lo sigue y el que no lo traga, aunque obviamente la verdad por delante siempre hará que se triunfe, y él lo consiguió. Comparando con Sevilla, él en Córdoba se puede decir que está solo y en Sevilla hay cinco o seis sagas que hacen que en Sevilla un paso no se quede vacío si se va o se echa un capataz al contrario de lo que pasa en Córdoba y podría pasar en infinidad de lugares donde aun están los justos para sacar los pasos. Además de que la afición y casi obsesión que hay hoy con sacar pasos en Sevilla hace que todos estemos muy lejos de ellos, eso él lo comprende y le pasa igual. Si disfruté con sus palabras es porque sin conocerlo me sentí identificado con prácticamente todo lo que salió por su boca, que él en su día y le seguirá pasando, sufriría cuando la gente  perdida o mala – “el que es malo en la vida, lo va a ser en las cofradías”- quiera atacarlo por ir con la verdad o su verdad por delante, apostar por ella y salir “victorioso”… y tan solo por disfrutar sanamente de Dios y la Virgen María.
Allí se encontraban algunos hermanos mayores y cargos de junta locales si no me equivoco, pero es que la charla fue a mi parecer muy enriquecedora para cualquier persona que le guste ostentar un cargo en una hermandad, quizás para poder ver con otros ojos diferentes formas de gestionar el mundo de las cuadrillas – él ha sido también hermano mayor-. Fe o afición fue sin duda unos de los platos fuertes y si hay alguien fuera de Sevilla que pueda sentar catedra por eso, ese es Curro, porque tal como dijo “mi Virgen es la Candelaria, pero cuando mando o me meto debajo un paso me siento privilegiado porque arriba llevo a Dios y a la Virgen, aunque sean madera, pero eso es así y dudo de que halla gente que se meta debajo que eso no lo entienda, aunque no vaya a misa nunca. Pero que el regusto por la afición, por hacer las cosas bien es el 50% de todo esto”. Magníficamente definió como el cree que debe una junta tratar e inmiscuirse en el mundo de las cuadrillas, del poder y el golpeo de pecho de los que luego solo intentan anteponer sus intereses personales. Esos hermanos que lo único que tienen de capataz es la chaqueta y con el voto de cuarenta hermanos  dan golpes de estado y dan lugar a ver sus hermandades sin rumbo y sin ninguna esencia. Sin duda hizo el silencio cuando contó, que llegó a una hermandad que aportaba solo 20 costaleros y a los que el añadió, sin llamar a nadie 120 para sus dos pasos… porque el costalero de hoy es muy listo y va a lo que le interesa y donde quiere… vamos nos invitaba de que quizás nuestros problemas era a que había que cambiar el chit, que el secreto de abajo es otro muy diferente a sentir cual talibán a una hermandad, poner zancadillas al que si sabe hacer las cosas… “¿quien debe vestir a un imagen? El vestidor, ¿Quién debe mandar los pasos? Los capataces…”
La importancia del buen hacer de los priostes o los que montan los pasos, sobre todo los palios también fue un tema bastante enriquecedor, ya que un mal montaje puede desmantelar el buen trabajo de un capataz y su cuadrilla.
En fin, podría estar horas y horas escribiendo sobre la gratificante experiencia que viví en Andújar y en la que todos aportaron tan diversos temas de los que pudimos aprender a ser un poquito mejor cofrades y quizás costaleros, sin duda darle la enhorabuena a Rafa Mondéjar porque lleva tres años consiguiendo crear una convivencia de muchos quilates a mi manera de ver todo esto, nos dieron más de las doce de la noche y la gente quería más y más,  aunque sé que él me dirá que entre todos… pura filosofía de lo que nos transmitió Curro. Por cierto habló de cómo se les denominaba a sus seguidores, “curristas”… él dijo: “que los “curristas” eran los aficionados al mejor torero de todos los tiempos” –para él supongo- pero yo que no soy aficionado al mundo del albero, le dije antes de irme que ya era “currista” pero desde el viernes era “currista” convencido.

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