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sábado, 15 de diciembre de 2012

EL COMPÁS DE LA BARATILLERA


Llevaba tiempo con ganas de dedicarle una entrada a una Virgen que durante años fue llamada como la “Morena del Arenal” o del Baratillo, la otra Reina de los toreros de la jornada del Miércoles Santo sevillano, indudablemente me refiero a María Stma. de la Caridad en su Soledad de la hermandad del Baratillo. Una vez más cuando nos adentramos en los días grandes de las Esperanzas sevillanas, bueno en los días grandes del besamanos porque indudablemente para los cofrades las salidas de Semana Santa siguen siendo quizás los días señalados de sus devociones. Una vez resurge la casualidad o la providencia en la música cuando hoy les dejo dos nuevos videos de sendas chicotás donde la música en honor a la Esperanza de la calle Pureza y a la de la Resolana, marcan el compás de la que como dije fue llamada la Morena.
En los últimos días vengo hablando de las circunstancias que confieren a una imagen diversas peculiaridades en sus grafismos, entre ellos la tez clara o morena de su piel. Hasta la década pasada la Virgen Baratillera presentaba un color que embrujaba y cautivaba a los tantos y tantos que se postraban ante la dulce Señora que tallara en 1931 Manuel José Rodríguez Fernández-Andes. Ya lo apunté en la entrada dedicada a la restauración de su Divino Hijo, que en su iconografía hecha Piedad lo pasea por las calles de Sevilla. En 1998 es restaurada por Juan Manuel Miñarro, lo que trajo cierta polémica entre el mundo cofradiero porque ante lo que se supone fue una limpieza la imagen perdió rotundamente unos matices que la identificaban y le conferían una esencia inconfundible. Comprobando fotografías del antes y el después se puede palpar a simple vista. En las noticias que he buscado para esta ocasión sobre aquella intervención –que recuerdo de mis lecturas en el diario “El Correo de Andalucía”-, se apunta la “recuperación de la policromía original en un 85%”, hasta donde mis cortas luces llegan siempre he interpretado que estos términos suelen siempre apuntar al redescubrimiento de policromías anteriores que se encuentran bajo la superficial, no a las limpiezas de la pátina que lo único que redescubren es la tonalidad de la policromía superficial, si es la única que tiene la imagen claro. Por ello podría intuir que aquella tez morena de la “Caridad del Guadalquivir” se trataba de una repolicromía morena acrecentada eso si por la pátina de los casi 70 años que contaba la imagen a sus espaldas, aunque no se menciona nada sobre ello en otros estudios sobre la imagen, los que yo conozco claro. Observando la comparativa se comprueba que sí pudo ser una limpieza –aunque con esto no quiero dudar ni un segundo de la profesionalidad de cualquier especialista-, pero que sin duda como pasó con el Señor de la Victoria y la Virgen de la Paz de la homónima hermandad del Porvenir, igualmente intervenidas por Miñarro, la impresión de la imagen dio un cambio para muchos radical.

La Caridad y Buen Fin junto a Miñarro.
Pero morena o no –añadían que seguía teniendo su tez morena, para mi obviamente no- Ella sigue siendo la Reina de los baratilleros, o más bien una de Ellas. Contemplando cierto día el primer video que les dejo, consiguió enamorarme. Aunque pueda parecer imposible, el buen hacer de sus hombres de abajo al compás de la marcha “Triana de Esperanza” consiguió acercarme más a la divinidad que desprende la Señora de la capillita de la calle Adriano. Hace poco no recuerdo bien con quien fue, salió a la palestra en charlas costaleras la figura de sus capataces y del capataz que se hizo respetado tocando el martillo de los angelitos con capote y montera, Rafael Díaz Palacios. Ya en el video lo comandan su hijo y nieto, continuadores de su legado. Ciertamente, yo que soy el menos capacitado para hablar de costalería me llamó poderosamente que algunos no valoren el andar de la Baratillera. Pero la candencia y el mimo con el que camina la Caridad por la calle Pastor y Landero, acompasada con la marcha trianera me hizo pensar una vez más que si hay buen hacer de “Los Palacios” en este palio, como igualmente hacen en la Cena o Los Javieres. Ello me hizo que este pasado año si Ella lo veía conveniente tendría que contemplarla por primera vez en la calle, y curiosamente fue precisamente con esta marcha, una obra que por cierto me encanta desde que el amigo Antoñin Garrido me la resaltase debido a su “devoción” a la banda de Santa Ana de Dos Hermanas que si no me equivoco fue quien la dio a conocer, aunque obviamente en esta ocasión la interprete el Carmen de Salteras.
Imborrable recuerdo, ese caminar cortito, supongo por lo ajustado de su recorrido prácticamente embutido en pleno círculo donde se desarrolla la carrera oficial que la hace quizás ir así de “frenada”. Pero ello hace que los hombres de Palacios le den a mi gusto un paseazo a su morena, más clarita, del Baratillo. Ciertamente para llegar a la Magdalena es porque antes viene desde el punto que nos muestra las imágenes en su revirá a la calle Reyes Católicos con el clásico que no entiende de una sola devoción sino que se hace universal e inmortal en toda la Semana Santa sevillana, “Estrella Sublime” de Farfán para enlazar con “El Corpus” de Uralde.
Y tras pasar la Magdalena volvemos al punto de la entrada anterior, a la calle Rioja con la revirá a calle Velázquez. Un nuevo viaje en el tiempo desde 2010 a 2011 y los mismos valores del anterior video son los que me cautivan. Esa candencia, esa finura digna de los grandes toreros, ese movimiento del palio que vino a sustituir al que tenemos hoy en día aquí por Jaén cubriendo a la Madre del Abuelo, pero lástima que el video cuando comienza se visualice el final de la chicotá y por ende de una marcha que últimamente no paro de tararear y de pegarme el pellizco en el estómago, y es que lo que se le dedica a la Señora… porque si, nuevamente la música nos induce a la Esperanza, en este caso a la Macarena, siempre lleva un aura especial, la marcha se trata de “Madrugá Macarena” de Pablo Ojeda. Quizás envuelta en la moda actual de marcha dulzona, facilona de tocar pero con una melodía muy del gusto popular que se tararea con tan solo escucharla una vez, pero lo cierto es que ve uno caminar a la Madre de Dios a su compás y se queda envuelto en una burbuja divina de la que no se quiere salir mientras te haces participe de ese arte efímero del caminar de Dios y su Madre Bendita. Igualmente conocí esta marcha por recomendación de amigos, en este caso el linarense Manolo Olmedo –la carrera oficial de este año de la Virgen del Rosario de Linares fue con esta marcha- al cual invito o dedico esta entrada para que se embruje con el cadencioso caminar que le imprime la cuadrilla de Palacios a la Reina del Baratillo, con este “marchón”... El Carmen de Salteras inunda y llena la céntrica calle sevillana con su potencia magistral, que por lastima solo podemos saborear el final que cuando rompe la marcha, la cuadrilla le hace un gesto de más valor estético a su ya superada idiosincrasia “festiva” de los noventa –otro logro de los Palacios- que levanta los aplausos de la multitud, que envidia da ver siempre los pasos tan arropados… si algún día me fuera de España estoy seguro que todo esto es lo que más echaría de menos…
La levantá gorda anuncia el preludio del final, siempre con el mismo son, que menos para la Madre del mejor “nacío” en este mundo, para que una vez más sea una de “la marcha de las marchas” la protagonista…potente “Estrella Sublime” es la que dibuja el esbozo del manto y la estampa de “paliazo” sevillano que se pierde por Velázquez un año más buscando la Campana…

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