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jueves, 27 de diciembre de 2012

SAN JUAN... BAILÉN-SABIOTE.


El título de esta nueva entrada puede llevarnos a pensar a los visitantes bailenenses, a los más ávidos conocedores de las bandas andaluzas y a los más asiduos visitantes de esta mi casa que hoy por ser el día del discípulo amado de Cristo, San Juan Evangelista, les fuese a hablar a la banda de Bailén que tras su fusión con la banda del Santo Sepulcro de Sabiote recibe esta curiosa denominación. Pero no será la mítica banda de la vieja Baécula la que hoy tome todo el protagonismo, aunque si su ancestral titular, San Juan Evangelista y su relación, o más bien hipotética relación que por ser hoy el día del patrón de la juventud cofradiera, como desde los inicios del blog, me detendré un año más en la figura y alguna de sus imágenes de las cofradías españolas, volviendo hoy como en la primera ocasión a detenerme y así completar un poco más la historia de la que es sin duda una de las imágenes y devociones más reconocidas de Bailén.
Haciendo nuevamente un poco de historia, la imagen de San Juan es el resultado de varias intervenciones que comenzaron con la talla completa y posterior encarnación de un buen ebanista, que no imaginero, local llamado Juan Francisco García Martínez con la intención de aportar su granito de arena a la reconstrucción de la imaginería religiosa destruida en la Guerra Civil, un trabajo que realizó tras el encargo de 1941, procesionando por primera vez por las calles bailenenses en 1944 o 1945. Quizás el no poseer una formación adecuada como imaginero haría que la imagen no contase con mucho mérito artístico, por no decir ninguno, a lo que habría que añadir una poderosa impronta femenina, seguramente intentando emular los rasgos juveniles del más joven discípulo de Jesús, por lo que tomó como modelo a su misma nuera, Dª. Nieves Bataller. Estas cualidades no pasaron inadvertidas para el párroco de entonces de la Encarnación, D. Francisco Cavallé, el cual instaría a la hermandad a una sustitución a alguna modificación por algún imaginero más acreditado.
Por entonces vivía en pleno apogeo de trabajo e inspiración el malagueño Francisco Palma Burgos en su taller de la antigua iglesia de Santo Domingo de Úbeda, donde se instaló debido a los múltiples trabajos adquiridos para esta provincia, cuando acudió al reclamo de “Regiones Desbastadas”. Su amistad con el entonces obispo, Félix Romero Mengíbar y quizás por su intercesión llegó a trabajar para Bailén con el ya referido altar e imagen del Cristo de la Expiración de Bailén y como no, la nueva cabeza o busto de la imagen de San Juan Evangelista en 1958. Estos datos que les cuento, siguen siendo gracias al gran trabajo que en su día hicieron los amigos de esta casa Miguel Ángel Perea Monje y Juan José Villar Lijarcio, los cuales apuntaron en su estudio que para tristeza de la cultura bailenense y por ende de la historia de la hermandad de San Juan, aquella cabeza, aunque de poco mérito artístico y quizás menos unción religiosa, desapareció para siempre cuando hubiese sido un acierto conservarla para que hoy día pudiésemos saborear el viejo legado de nuestros abuelos, aunque obviamente apueste rotundamente por la actual cabeza, aunque me quede sin duda más por la apariencia que creó Palma Burgos y no la transformación que le insufló Arjona Navarro.


Según contaban mis amigos investigadores, al parecer, el taller de Palma Burgos les comunicó a la hermandad que el busto se lo llevó el obispado, algo que por otra parte me parece un poco rocambolesco, nunca he comprobado en otros casos y en otros lugares tal circunstancia cuando se ha cambiado una imagen…¿qué motivo podría llevar a ello? ¿Destruirla? Eso lo pudo hacer el mismo taller, algo que también entran en mis hipótesis sobre aquellas circunstancias, otra idea es que el taller recibiera esas órdenes desde Jaén o incluso de la misma cofradía para algo muy fácil… si la cabeza desaparece, se eliminan de raíz cualquier posibilidad de que alguien reclamase la reposición de la cabeza original sobre su cuerpo primitivo…
Hipótesis y más hipótesis, más cuando Palma Burgos nunca reflejó en ninguna especie de inventario o catalogo su producción y menos un diario de cómo se desarrollaron sus trabajos. Que algo así conste en actas de la hermandad lo desconozco –e incluso lo dudo-, por eso a esto solo hay que llamarlo hipótesis, porque ni siquiera hay pruebas con un mínimo de acercamiento, solo podemos quedarnos con el boca a boca y lo que en su día les comunicó la hermandad –de la que no pongo en duda que no supieran algo más que eso- a Perea Monje y Villar Lijarcio. Pero cierto día leyendo la monografía de Felipe Toral Valero sobre la figura de Palma Burgos, el hallazgo de unos simples datos hicieron surgir en mí una nueva hipótesis, que solo podría corroborar alguno de los trabajadores de Paco Palma que aun estén vivos, como ocurre con otros trabajos y se reflejan en esta publicación.
Es curioso que Palma Burgos, atesorando un estilo e impronta únicos y reconocibles a kilómetros de distancia, en alguna ocasión se desviara por completo de su idiosincrasia y realizara imágenes muy diferentes a lo que es su esencia. Así lo apunta Toral Valero en su trabajo sobre dos imágenes secundarias realizadas para la localidad de Sabiote donde además realizó el Cristo de la Expiración, basándose igualmente en el rostro de otra imagen. Mientras en su ingente taller se realizaba la cabeza del San Juan bailenense, también se realizaría la imagen de una Santa Mujer Verónica para Sabiote y en concreto para la hermandad del Nazareno, la cual exigió que se guiara por los rasgos de la destruida en la Guerra Civil. Quizás unos trabajos que al ser algo menores en rango divino y por ende cofradiero, intervinieran algunos de sus colaboradores como pudieron ser Ramón Cuadra o Marcelo Góngora. Pero lo cierto es que la restauración de la imagen bailenense en 1983 por un artista local, Juan Nájera Ramos comenzó a borrar las calidades del taller de Palma Burgos, más si nos fijamos en esta fotografía, seguramente anterior a esta fecha donde se vislumbra una mayor calidad cromática de la policromía del santo de Cafarnaúm, que la imagen no era “bizca” y que su piel no era naranja plana como este que escribe la conoció y que el cordobés Arjona Navarro intentó “arreglar”.
Al año siguiente, en 1959 con la nueva cabeza ya en Bailén y la antigua en paradero desconocido, nuevamente la hermandad del Nazareno de Sabiote encarga al taller de Paco Palma Burgos una imagen de San Juan Evangelista, con la premisa de que se guiara en los rasgos de la desaparecida para su hechura, una imagen que anecdóticamente fue costeada por todos los sabioteños llamados Juan. Un año después de la talla del busto bailenense, una imagen alejada del estilo del Palma Burgos… había que buscarla en el libro y gracias a Dios venia un fotografía en el mismo de la imagen, la cual he escaneado para mostrársela. Sin duda me sorprendía de contemplar que el San Juan sabioteño tenía su cabeza alzada en posición de mirada alzada al cielo, aunque si se observa parece que no está muy conseguida, como sin duda le pasaba a la imagen que talló Juan Francisco García para Bailén. ¿Cabría la posibilidad de que Palma Burgos utilizara la cabeza de San Juan de Juan Francisco García de Bailén para convertirla en el nuevo San Juan de Sabiote?

No es de extrañar que un taller de imaginería reutilizase una cabeza con sus formas definidas a las que tan solo habría que retallar al gusto del artista, intentado darle algo más de prestancia artística, incluso intentado darle mayor categoría a la mirada del evangelista. El cuello y barbilla me parecen muy delatadores de esta hipótesis porque el resto, pensando a la contra de Toral Valero, si sigue más o menos los postulados de Palma Burgos, aunque una fotografía más cercana aportaría mucho más que esta. La cabeza realizada por Juan Francisco García estaba realizada para portar peluca natural, a lo que Palma Burgos o sus empleados le añadirían una melena tallada que sin duda sigue el mismo dibujo y peinado del San Juan bailenense, amén, lógicamente de la realización de un nuevo cuerpo, siendo nada más que por esta circunstancia un hermano “mellizo” del bailenense y uniendo más los lazos entre este hermandad y esta localidad, mas allá de los motivos musicales,  eso sí, si se confirmara esta hipótesis.
Una nueva policromía pudo terminar por “esconder” la primitiva cabeza de San Juan de Bailén, aunque como digo y espero que quede claro, esto es una hipótesis, claro, con ciertas pistas y análisis históricos contrastados para darle algo de sentido a toda esta historia, hablar por hablar no será la esencia de esta casa. Quizás nunca lo sepamos o quizás si… espero que esta historia no sea mal interpretada y ahora a nadie le dé por “reclamar”  el busto a Sabiote, porque si lo que cuento pudo pasar ya pertenece al pasado y a unas circunstancias en concreto de una época distinta y de otras personas. Y si fuera así, que mejor que ese legado de nuestro pasado se siga conservando y recibiendo culto aunque sea en otra localidad. Aunque un análisis de la madera del busto sabioteño y el cuerpo del bailenense podría despejar prácticamente todas las dudas…

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