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miércoles, 26 de diciembre de 2012

HUMILDE CORONADO VIENE DESDE EL ZUMBACÓN.


Y cuando aun estamos de lleno en la Navidad, cuando aún no hemos despedido al 2012 e incluso los reyes aun vienen de viaje cargaditos de regalos, por cierto muchos de ellos costeados por la desmesurada labor caritativa que están teniendo la hermandades de todos los rincones de Andalucía con los más necesitados, demasiados por culpa de estos tiempos que no están tocando vivir, que me llena de satisfacción ver como prácticamente todas las hermandades ya están haciendo algo sin tener que quitárselo a sus amados titulares y como el otro día por poner un ejemplo me comentaban que en estos días Caritas en mi pueblo estaba lo suficientemente cargada de víveres para aguantar el chaparrón bastante tiempo, muchos no habrán comido marisco ni cochinillo, pero gracias a la palabra de Dios si han podido comer por la buena labor de los hombres, hombres y mujeres cofrades. Incluso mis amigos de la banda del Nazareno ofrecieron el fruto desinteresado de su música a la acción social de otras confesiones cristianas, debido a la suficiencia de Caritas, espero que esos que nos llaman “adoradores de becerros de oro” se vayan dando cuenta, el poder que mueve a veces más una imagen que la palabra… aunque la palabra esté junto a Dios y la palabra sea Dios…
Tiempos humildes que se asientan sobre un trono de oro, eso es lo que muestra cada Lunes Santo la cofradía protagonista de esta entrada que ya ha prendido la llama en la pólvora que desencadenara la explosión más grandiosa para todos aquellos que quizás más que la palabra, sentimos a Dios por la imagen plástica que lo representa, sobre todo en la vieja España. Pasan los meses de la espera, de la nostalgia y el corazón se prende de los meses y los días de la preparación para que nuevamente se haga la magia y por fin gritemos al cielo morado ¡hágase la Semana Santa! Aun duerme placido en su pesebre cuando por Córdoba ya se conoce como anunciará la Semana de Dios según los descendientes cristianos de los califas… y será sentado, flagelado, ultrajado, burlado, implorando al cielo entre guedejas barroquizantes y siempre humilde y coronado como Rey de todo lo conocido y desconocido por una corona de punzantes y dolorosas espinas… para eso nació hace dos días… para esto vino al mundo.






Ecos cigarreros, inconfundible sonido de la banda del barrio de los Remedios sevillano son los que surcan los cielos cordobeses desde el barrio del Zumbacón. Hace poco les hable de ellos, cuando su decisiva apuesta musical los hacia llegar y caminar tras el sillón del Caifás del barrio León en aquel Santo Entierro Grande de 2004. Curiosamente hay más símiles de esta corporación cordobesa fundada en 1954 con la legendaria corporación que dio cobijo y a su vez recibió tiempos de esplendor debido un nutrido grupo de mujeres profesionales de la fabricación del tabaco en la antigua Fábrica de Tabacos de Sevilla –hoy Universidad-, las cuales incluso cierto día representaron a su hermandad ante el mismísimo rey de España, las que le insuflan ese vulgo tan reconocido en el mundo cofradiero andaluz… las Cigarreras. Símiles actuales cuando Córdoba cuenta con el siguiente pasaje tras la Flagelación, según lo soñó en su día, un grande para mí, el carmonense Francisco Buiza Fernández, unas de las imágenes de Ecce Homo más espectaculares de la época imaginera contemporánea, sin duda una de las imágenes más destacadas del siglo XX en Córdoba y por qué no decirlo, de España. El “amarrao” sevillano lo realizó en 1974 y el Ecce Homo sedente cordobés en 1978, donde se palpa perfectamente la maestría de Buiza y los grafismos inconfundibles de su impronta personal, tan influenciados por la inmortal herencia del por cierto cordobés, Juan de Mesa y Velasco. Esta imagen se realizó para sustituir a la primitiva que utilizó la hermandad desde la fundación, una obra dieciochesca procedente de la Cofradía de la Pasión de Cristo que radicaba en el Convento de Madre de Dios y que debido de lo alejado de su iconografía con el misterio o idea de la hermandad se sustituyó para traer a Córdoba esta impresionante imagen de Buiza.
Un Cristo coronado de espinas asumiendo sus tormentos con una resignación poco común entre los mortales, siendo acompañado en su caminar, al compás de su banda de tintes cigarreros por las imágenes secundarias realizadas entre 1.984-1985 por el jerezano Francisco Pinto Berraquero. Obviamente no estoy diciendo que la hermandad del Zumbacón tenga por referencia a las de las Cigarreras, pero la esencia sevillana es la que crea los símiles aunque solo sean inspiraciones, un nuevo gran ejemplo de reinterpretación sin caer en la mera copia. Su caminar es de frente, sin cambios, antiguamente haciéndolo con un pasito de unas reducidas dimensiones que adquirieron a la hermandad del Perdón de Cádiz y donde hoy procesiona la Sentencia de Andújar, salido del taller sevillano de Pérez Calvo.
Pero desde 1997 comenzaron los trabajos de su actual paso, mayor en proporciones al anterior pero aun así afín a las proporciones que da el conjunto, es decir no llega a ser de los tamaños de los grandes “barcos”, lo que me hace aplaudir esa decisión de caminar de frente, ya que a mi modo de ver esto el tamaño del paso también debe ser un motivo importante para esta elección de idiosincrasia –por ejemplo, el misterio de la “Cañilla” de Granada al ser mayor si le “sientan” mejor los cambios trianeros-, aunque muchos no lo crean menos mal que entonces no siguieran los cánones de “copiar” la idiosincrasia del paso sevillano de turno donde se plasma su mismo pasaje evangélico, en este caso el misterio que le da nombre la onomástica del día de hoy, San Esteban, cuando caminaba con cambios y como no, como también no siguieron la idea musical, cuando los años ochenta sevillanos calaron de tal forma en Córdoba que aun hoy se sigue denominando a Córdoba como un “paraíso de las agrupaciones”, y que lo haga con cornetas y tambores a mi parecer tiene su mérito, y porque no decirlo, dice mucho de sus convicciones e ideas claras.





Pueden presumir que todo esto va sustentado por un trono real, aunque los sayones se mofen de su “realeza”, pero que menos para el Hijo de Dios cuando su escorzo de dibuja entre las magníficas tallas doradas de unos de los grandes genios de la talla para pasos procesionales, incluso retablista del siglo XX, el sevillano Antonio Martín Fernández –autor en el símil que vengo repitiendo, del paso de las Cigarreras de Sevilla- del que por desgracia su genuina producción no está tan repartida por Andalucía como pudo ser la de Guzmán Bejarano, circunstancia ésta que le da más importancia a la genuinidad de esta hermandad y paso cordobés. Siempre decía el maestro que nunca le gustaba intentar repetir un modelo de paso, sin duda que lo llevó casi al dedillo hasta los últimos días de su vida, y el paso de Ntro. Padre Jesús Humilde en su Coronación de Espinas es a mí entender otro claro ejemplo de ello. Importante es la estampa y lo que aporta esta hermandad con su paso de misterio a la Semana Santa cordobesa a mi modo de entender, genuina y personal esencia en la que camina poderoso y cadencioso, con la idea musical cigarrera por las calles de Córdoba implorante al cielo, en su dolorida humildad sosteniendo una caña como cetro real.

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