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jueves, 13 de diciembre de 2012

TRINIDAD...LA ÚLTIMA ESPERANZA.


Y en las puertas de una de las épocas grandes de Sevilla, cuando María se viste de verde y la hacen bajar de sus cielos dorados y repujados en el semblante de las grandes devociones marianas de la ciudad, que ostentosas, lujosas y bellas esperarán el humilde beso de amor de cientos de personas que van buscando lo que Ellas mejor que ningunas saben repartir… Esperanza. Pero ahora que hablamos de restauraciones destacadas, que mejor que pararnos en otra de esas Esperanzas de Sevilla, mucho menos reconocidas que la de la calle Pureza y la que vive Ronda de Capuchinos más arriba hasta llegar a los confines macarenos, porque en esta gran vía sevillana, en un antiguo convento trinitario donde hoy se venera a la Auxiliadora por antonomasia de Sevilla, vive la última Esperanza de la Semana Santa de Sevilla, la que encoge los corazones de los hermanos antaño de las Cinco Llagas y el Sagrado Decreto de la Santísima Trinidad, Ella Esperanza del Sábado Santo, el último resquicio de gloria entre lo fúnebre, antesala de la buena nueva que siempre se anuncia allá por Santa Marina, Ella imprescindible imagen en la historia imaginera actual la cual se pasea en uno de los más espectaculares pasos de palio que el ingenio sevillano ha podido dar de sí.




Ella ha sido otra de los pacientes que han pasado chequeo “medico” en los últimos meses para volver en sus días grandes de diciembre resplandeciente. Ha pasado por las manos del Instituto de Patrimonio Histórico Andaluz (IAPH) que la ha devuelto como acostumbra el instituto siendo simplemente Ella, respetando lo que la imagen es hoy día o  como se concibió allá entre los años 1819-1820, salida del quizás considerado mejor y más prestigiosa imaginero en Sevilla de primeros del siglo XIX por no decir de toda la centuria, Juan de Astorga Cubero. Sin duda esta imagen vino a sustituir a otra anterior que según consta en la historia de su hermandad existió y debido a las épocas de desidia que entonces vivían las hermandades, llegó a aquella nueva revitalización en malas condiciones ante el abandono que sufría la capilla de la hermandad en el hoy Basílica de Maria Auxiliadora, lo que hizo plantear esta “nueva” imagen. Es curioso como en épocas coetáneas a su realización -que está demostrada documentalmente- los historiadores no la catalogaban al de Archidona (Málaga) mentando una opción anónima y atribuida a Duque Cornejo, seguramente las publicaciones de estos, donde se comenzó a gestar las primeras investigaciones sobre las cofradías y por ende su patrimonio artístico aun recordarían a la antigua imagen según mi idea y obviaran “actualizar” el dato. Pero lo cierto es que Astorga realizó la que se considera su obra cumbre, donde implantó sin duda los grafismos que lo harían eterno ya que con esta dolorosa se podría decir que se configuró y se le puso los cimientos al tipo de dolorosa actual de marcados rasgos realistas y sobre todo rotundamente bellas, es decir, fue cuando se comenzó a idealizar a la Virgen con una señorita de gran belleza como las que podía ir por la calle. Los barroquismos de por ejemplo Mesa o Roldan se suavizaban con la serenidad clásica y aunque llenas de una enorme unción se les daba un matiz más realista, en un cierto aire romántico, tras este prodigio de Astorga llegarían estilos como el de Sebastian Santos y más actuales como el de Duarte hasta llegar a lo que llaman el hiperrealismo de Romero Zafra o Bernal, donde la enorme e incluso atractiva belleza de María es el gran aliciente que invita a la devoción e idealización de la Madre de Dios... aunque en algunos casos se traspase las normas de la imaginería según visión de algunos.


Es reseñable como las hermandades sevillanas, cuando su imagen se trata de una importante talla antigua, se me figura a mí observando durante años, siempre acuden a restauradores y si es al IAPH mejor, aunque también leo por ahí a “expertos” críticas desfavorables a la restauración. Como dije en la entrada anterior, me quedaré con lo que veo, y veo una limpieza impecable donde observo sin ninguna duda a la Maria Stma. de la Esperanza de la Trinidad pero sin suciedad, con su policromía clara –se observa como pierde esa tez morena que da la pátina-, como una bella y dulce sevillana. Curiosamente los especialistas han confirmado que la policromía que presenta la dolorosa no es la original de Astorga, sino una nueva imprimida en 1907 por Ángel Rodríguez Magaña pero que prácticamente tuvo que ser aplicada respetando muy exhaustivamente la obra de Astorga, lo que induce que la imagen que conocemos prácticamente tiene que tener la apariencia primitiva. Por cierto se ha hecho público el costo de la intervención que asciende a 5.553,55 euros, la verdad del IAPH me esperaba el doble…
El palio blanco...





La Esperanza de los trinitarios caminó los siglos a la sombra del crucificado de las Cinco Llagas en el misterio, esta imagen lo hizo seguramente tan solo cuatro, ya que en 1924 fue cuando se la entronizó en el paso palio de la actual hermandad del Sábado Santo, entonces hermandad del Jueves Santo, de ahí ese aire popular de barrio que aun desprende en el luctuoso Sábado Santo, día propicio en el imaginario sevillano para las hermandades de rotundo rigor e iconografías muy concretas y encaminadas a la muerte, aunque ciertamente el Jueves Santo no es que sea de hermandades de barrio precisamente… pero esa es la idiosincrasia que desprende su hermandad y sobre todo Ella bajo su palio.
Tuvo la Virgen de la Esperanza trinitaria la dicha de procesionar muchos años bajo el único palio con el soporte en color blanco hasta que los bordados que le realizó el taller de Caro fueron pasados al verde esperanza actual, eliminando aquella evocadora escena y equiparándolo al canon más extendido de palio sevillano. Pero su palio no es uno cualquiera, sus bambalinas son identificativas con Ella, su manto es una genialidad del que quizás haya sido el último gran diseñador cofradiero, Antonio Garduño Navas y en la orfebrería se encuentra los grandes quilates del arte sevillano, desde las jarras a esos impresionantes respiraderos que realizase Seco Velasco siguiendo un dibujo de un imaginero sevillano que en su materia apenas destacó en su tierra por no decir nada, Carlos Bravo Nogales, diseño que realizó siguiendo los blandones del altar principal de la Basílica de San Pedro de Roma, en un agraciado y armonioso conjunto arquitectónico donde se mezclan a la perfección las piezas de plata y oro con la imaginería estofada en las capillas, sin duda son uno de los mejores respiraderos de Sevilla.
De impacto podría calificar mi primera vez ante Ella, su paso superó en demasía mis expectativas y aun en la distancia la belleza desmesurada de sus grafismos me sedujo, yo que no soy de esos capillitas que discutan la absurda disputa sobre cual es más o menos bella, siempre me fijo más en la calidad de sus matices artísticos aunque la imagen no invite a gritarle ¡guapa! Y la Esperanza Trinidad le sobran ambas cosas. Fue aquel Sábado Santo de 2008 en la plaza de San Pedro y hasta este año no pude reencontrarme con Ella, mi amigo Cristóbal Valdivia pudo corroborar las maravillas que le contaba allá por Laraña y Orfila. Que me gustaría haber sabido lo que se produjo en el video que les muestro, cuando la Reina de los Trinitarios emprendía el camino del vuelta por la estrechez evocadora  de Boteros y Sales y Ferré, rincón encantador para el disfrute de categoría de las cofradías sevillanas que concurren por este rincón de la ciudad eterna. Para ella, la banda de la Oliva entona esa genialidad aun poco implantada en la Semana Santa que en los tiempos románticos, como es la Esperanza, un genio llamado Manuel López Farfán compuso para la otra Esperanza del otro lado del rio la marcha “La Esperanza de Triana”, Esperanza Coronada en Triana, en la Resolana y como culmen a su dilatada historia, en 2006 pasó a ser la tercera Esperanza Coronada en Sevilla, y es que Sevilla siempre busca la Esperanza en sus vidas…

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