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jueves, 20 de diciembre de 2012

EL CAREY Y EL CÁLIZ... POR EL POSTIGO.


No me he podido contener a realizar esta entrada cuando ayer recordaba como a mi familia en la iglesia de Ntra. Sra. de la O, la contemplación de su Cristo titular, Ntro. Padre Jesús Nazareno, para el mundo cofradiero “el Nazareo de la O” les llamó poderosamente la atención, en su figura, en su rostro, en su encorvamiento que lo hacen el “Jorobaito” más bendito de Sevilla, no sé, pero creo que pensaron “vaya pedazo de Nazareno…” no es para menos cuando su figura la saco en un sueño imaginero el eterno Pedro Roldan, aunque hoy día no muestre rotundamente su esencia primitiva al tener que ser muy reconstruido por Lastrucci tras su profanación en la Guerra Civil. Mi padre, hombre del mundo de la alfarería desde que tiene uso de razón le llamó sin duda el retablo de azulejería trainera, “aunque aquí suele estar siempre la Virgen, el Señor está en el retablo mayor”… les comentaba para que no se confundieran.
Esa sensación que se apoderó en mi cuando vi que se detenían en demasía ante el Nazareno de Triana, me hizo recodar lo anecdótico de su último Viernes Santo cuando en mi mente ya está rondando la entrada resumen que cada año me gusta realizar para darle el aldabonazo al año. Esperemos que mañana los mayas nos lo permitan…
Y recordé su saludo ante el Baratillo, donde hasta “el muñeco del Giraldillo” como dijo Rafael Díaz Palacios, se dio la vuelta para contemplar la llegada de la hermandad ante la capillita de la calle Adriano, tras alterar su recorrido de vuelta más común en las últimas décadas –aunque en 2006 también volvió por este itinerario- por el puente San Telmo y volver a pisar el puente de Triana tras ocupar el puesto que por desgracia dejó el Cachorro un Viernes Santo más de paraguas. Pero pensé que si “Sevilla entera” como dijo el excapataz baratillero se dio cita ante la casa de la Piedad y la Caridad, como no también de la Misericordia para contemplar esta atípica escena, también tuvo que agolparse para verlo pasar por la puerta del cielo que convierte al Arenal en el Reino de Dios cada Semana Santa, el Arco del Postigo.
Busqué por curiosidad y solo encontré este video, no de muy buena calidad pero menos es nada, aunque si me llegó a tocar la fibra de lo sensible. La oscuridad de Dos de Mayo y la luz entrecortada del arco, rincón sabroso de sevillania, abrazó al “Jorobaito” que ya marcha en busca de Triana, con su caminar largo y peculiar, “como siempre ha sido” como dirían los hermanos Ariza. Nunca mejor dicho, “pasando de la banda” como suelen calificar muchos el caminar de este especial Nazareno sevillano, dibuja una estampa sobrecogedora, aunque ciertamente eso de pasar de la banda… según se mire, se puede llamar como uno de los grandes clásicos; Nazareno de la O-banda del Sol, una conjunción aunque muchos no lo vean perfecta, no hay hermandad para mí que se identifique tanto con la música que le ofrece la banda del Sol, sus oraciones musicales son un símbolo identificativo de lo que es La O en Sevilla, incluso antes de ayer volvió a arropar a la Virgen como cada año en el besamanos.

Curioso que esté de actualidad de que la banda no volverá a caminar tras el Señor de las Aguas que justamente vive cerca de donde nos muestran las imágenes, pareciese que el imprevisto discurrir del Dios de la calle Castilla, bueno uno de Ellos, fuese un preludio de la despedida, cuando la banda entona una de sus últimas creaciones, dedicadas a Las Aguas y en alusión al alegórico ángel del misterio que recoge la sangre y el agua que emanó del costado de Cristo con “El Cáliz”. Una nueva marcha encuadrada en la nueva corriente “sinfónica” de las bandas de cornetas y tambores, obra de Jorge Águila que sirve de perfecto dosel musical al caminar del Señor en su paso “más chico” como lo calificó el martes mi hermano, entre las penumbras, entre la sorpresa, con su andar largo y cadencioso, sublime momento mientras un mar de “pinchos” elevaban su oraciones musicales ante el nuevo escenario, banda sonora de pasión y muerte, cuando Jesús alcanza los últimos metros de su suplicio, después de tantas horas de tormento donde aún saborea en su paladar el vino de la Última Cena, el que se bebió como su sangre de la Nueva Alianza, en esa copa como la del ángel de la vecina hermandad, errante y cargado de carey, con el “Cáliz del Postigo”... No sé qué solución se le podría dar, pero sin duda la vuelta de la hermandad por el Arenal le da otro sabor, más esencia… seguramente que al ver esto mi amigo Cristóbal se tiene que tirar de los pelos por no haber ido…

2 comentarios:

  1. Por desgracia no hay videos buenos de esa chicotá ni de la anterior, con Longinos.

    Fue sin duda mi mejor relevo debajo del Jorobao...

    Saludos

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  2. pos fijate el monton de lucecitas grabando, a ver si cuelgan mas hombre jejeje

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