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lunes, 10 de febrero de 2014

SOBERANA PASIÓN DE MÁLAGA...

En esta ocasión seguiré en la senda, casi persiguiendo los inconfundibles grafismos del eterno maestro de la gubia, y volveré a deleitarme en la contemplación del Hijo de Dios según la visión casi mística y también muy humana que nos legó don Luis Ortega Bru. Y volveremos al mar, a sus orillas, aunque en esta ocasión sea el legendario Mediterráneo el que nos pondrá por música de fondo el bullir de sus olas, en la capital de la Costa del Sol… en Málaga. Y nos adentramos en una cofradía de las que yo considero especiales, por la simple razón de que su idiosincrasia calza con mi forma de ver las cosas, aunque sea en la vieja y fenicia Málaka donde su procesionismo no es el que más me pegue el pellizco.
Cuando en junio pisé sus bellas calles, fue un objetivo esencial e indiscutible. Tenía que buscar la iglesia de los Santos Mártires para saborear y embelesarme de una de las figuras que por fotografías más me encogían el alma. Si Sevilla me metió por las venas el arte de Bru, ahora tocaba examinar todo ese arte que desparramó por nuestro país, el cual, mucho del mismo se elevó a otras cotas más dispares a lo que transfirió en Sevilla, donde los encargos fueron bastante más escrupulosos y mirados con lupa que en otras tierras, donde quizás la idiosincrasia para ver estos fenómenos era menos exigente que la que arrastra Sevilla desde las noches de los tiempos. Llegué a las casa de Ciriaco y Paula queriendo conocer a uno de los Ortega Bru de la ciudad, llegué queriendo contemplar por esas callejas cargadas de sabor como muchas veces referí al “Soberano con la cruz a cuestas”…








Y es que es evidente que al salir de las manos del de San Roque, la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, podría recordar bastante al más popular en el universo cofradiero, el Soberano Poder ante Caifás de Sevilla. Y como ya recordarán los más fieles, la experiencia mereció la pena, la verdad si no hubiese tenido tan cargada la agenda del día, hubiese estado allí toda la mañana sentado en un banco o agarrado a la verja de su capilla perdiéndome en su desgarrado semblante. Y es que mientras en Sevilla se le exigía más dulzura, más barroco andaluz, en Málaga desplegó toda su esencia, esa que algunos tildan, como que el maestro lo único que hizo es coger los modelos barrocos de la escuela castellana y adaptarlos a su arte, con esa pizca de contemporaneidad, aunque es evidente que el perfil artístico que atesoraba en la época en que lo realizó ya estaba muy impregnada de esos consejos, dicen que de Bejarano e incluso de Garduño, que lo llevó a realizar geniales obras para el sentir cofradiero andaluz, incluso en su tiempo, siempre muy discutido, con nuevas remodelaciones a lo creado incluidas, pero al final el tiempo es el que pone a cada uno en su sitio, y la obra de don Luis es indiscutiblemente de la más destacada allá donde hay una imagen del maestro.






Es curioso, no lo he hecho a posta, pero quizás así lo habrá querido tener mi querido editor de los cielos, el que decide lo que tengo que poner siempre en estas páginas, pero los paralelismos con la anterior imagen y hermandad con un Ortega Bru en su filas, le Perdón de Cádiz son sorprendentes. La hermandad de Pasión también se funda en 1935, en las puertas de la terrible Guerra Civil, en agravio a la persecución anticlerical que en aquellos años sufrió todo lo que oliese a iglesia. Curiosa la historia del encargo de su primera imagen titular, al granadino José Martín Simón, autor entonces de la hoy veneradísima imagen del Cautivo o el Señor de la Sentencia, al cual se le llegó a pagar la primera parte del trabajo, pero que al estallar la guerra y congelarse la fundación de la hermandad, el mismo artista vendió la imagen al pueblo de Cuevas de San Marcos donde sigue al culto. Al acabar la contienda vuelve a resurgir la idea de la hermandad pero se encuentran que el imaginero ya había vendido la imagen, el cual les promete realizarle una nueva, la cual al parecer no fue del agrado y se buscó un nuevo titular.



Así nace el Nazareno de Pasión que la Málaga cofradiera conoció tantos años, muy afín al modelo granadino dieciochesco implantado en la ciudad, el que muchos proclaman que es el estilo de Málaga, y es que los seres humanos somos muy dados a catalogar un periodo como lo de toda la vida… túnicas de cola, pelucas, corona de espinas de metales nobles, cruces decoradas… esa fue la estampa tan malagueña del Señor de Pasión, un nazareno que curiosamente tiene su origen en un pueblo de Jaén, en Beas de Segura. Siempre había leído que la hermandad adquirió una imagen de Nazareno obra de Palma Burgos en Beas de Segura pasando a ser el titular de la corporación. Pero lo cierto es que la imagen tenía poco de Palma Burgos, aunque por la procedencia del genial artista, tenía algo de sentido que esta circunstancia se podría haber dado, más cuando Paco Palma estuvo muy unido a nuestra provincia, más por aquella zona, casi metidos en la Sierra de Cazorla, mucho más cercana a Úbeda donde el maestro desplegó muchas de sus más consagradas obras. Pero lo cierto, es que quizás la única intervención de Palma Burgos fue la de comunicar la existencia de un busto y las manos de una obra anónima, según mis fuentes del siglo XVIII en este pueblo, siendo él el autor del cuerpo en 1941, procesionando la imagen resultante de esta intervención al año siguiente. Así a simple vista, si ningún estudio más concienzudo, me recuerda al Nazareno del Paso de la ciudad de Baeza…








Sería este Nazareno malagueño el que representaría la estación del vía crucis donde Simón de Cirene lo ayudaría a cargar con la cruz, siendo acompañado desde 1957 por una imagen salida del prolífico taller, casi en serie pero en madera, del sevillano Antonio Castillo Lastrucci, recreando uno más de sus archirepetidos modelos, en esta ocasión similar al Cirineo de la Esperanza de Triana. En los años sesenta comienza a producirse cambios en la estética del Nazareno como lucir túnicas lisas y las pelucas sin tirabuzones, en la siguiente década incluso se le ponen hasta dos cabelleras talladas diferentes, creando una estética que no termina de convencer, lo que produce que Luis Ortega Bru llegue a esta hermandad.
En principio su cometido iba actuar sobre la imagen pero al final solo acepta hacer una nueva por lo cual la imagen es restaurada por Luis Sánchez Jiménez y se deposita en una urna en la casa de hermandad. Así en 1976, seguramente tras acabar el cuerpo del Soberano de Triana comenzó a tallar la imagen de su Nazareno para Málaga. Y es que se podría formar una imaginaria pasión magna con la producción del maestro, porque este es el Nazareno según Ortega Bru. Seguramente la influencia e ideas para el Soberano Poder de Sevilla, se llevan a la práctica sobre Pasión de Málaga, incluso se sigue el mismo modelo para recrear el rostro del Salvador, aunque más desgarrado, para el cual Bru tomó por modelo a uno de sus hijos, aunque aquí el imaginero consigue plasmar ese hondo patetismo y sufrimiento que él intentaba siempre plasmar en sus obras, intentar reflejar más bien su estado de ánimo y el dolor que siempre arrastró desde que en la Guerra Civil contemplase como fusilaban a sus padres por ser “rojos”. Es curioso, que algunas hermandades se fundasen como agravio a los ataques a la religión y la iglesia, evidentemente venidos de los sectores izquierdistas más radicales y al final acabasen rindiendo culto a un dolor impregnado en el Hijo de Dios, que nacía de sufrimientos experimentado en el “otro bando”… así lo querría Él seguramente, para que no hubiese malos y buenos, y si todos culpables y dignos de perdón, como anuncia en la cruz su Cristo gaditano que vimos hace unos días.
Sin duda que cuando estuve ante Pasión, pude ver esa curiosa zancada del Soberano, que aunque en una Nazareno nos pueda llevar a pensar en la necesidad de un uso mayor de fuerza para cargar con el madero, como nos legó genialmente Mesa con el Gran Poder, la zancada del Soberano sorprende al crear un cuerpo en movimiento, crea una disposición casi imposible y contraria a las leyes no escritas de la imaginería procesional para la iconografía del Cautivo. Se capta, en toda la representación, la fugacidad de un impulso marcado pero a la par serenado por la expresión del rostro de Cristo. No es el cuerpo de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder de Ortega Bru el de un Nazareno, su zancada no es potente ni determina un esfuerzo físico considerable para portar la Cruz. De hecho, el compás de las piernas no es excesivo. En la Historia del Arte no faltan ejemplos de un movimiento similar al que presenta el titular de San Gonzalo, especialmente durante el siglo XVI, en la etapa del Renacimiento tardío o Manierismo, y en los campos de la pintura y el grabado.
Boceto de Ortega Bru.








Incluso la posición de las piernas se asemeja tanto que da la zancada con el pie derecho, en lugar del izquierdo como es más común y como Luis, quizás quiso plasmar para marcar su estilo y por ende sus diferencias con lo conocido hasta entones. Sin duda crea una imagen afín a su arte y diferente a todo lo más explotado en el neobarroco, sin duda creó una imagen eterna y única en el mundo. Una imagen que ya se viste como en Sevilla, como su Soberano, con túnica morada y corta, incluso sin corona de espinas y potencias para que destaque su voluminosa caballera tallada con barroquizantes guedejas. Es sin duda el Soberano Poder con la cruz a cuestas, o si lo quieren, el Soberano es Pasión cautivo y cayéndole la boca al Caifás, pero siempre cuenta la más antigua, aunque ambas nacieran casi al unísono. La imagen se bendice en enero de 1977, la cual como apunté antes también sufrió nuevas remodelaciones por su autor que le repolicromó el rostro y le abrió la zancada 57cms para conseguir una postura menos forzada y le eleva la cabeza hacia la derecha para poder acomodar la cruz. En declaraciones del artista quiso con esta obra devolver toda la gratitud y el amor a la ciudad que lo salvó de la muerte y nuevamente grabó en la espalda una leyenda… “A Málaga, tierra de mis abuelos. Luis Ortega Bru.” Pasión siguió caminando por los Lunes Santos, más paralelismos con el Soberano, gracias a Dios sin el izquierdo por delante, acompañado del Cirineo de Lastrucci, aunque en algunas ocasiones lo ha hecho solo sobre el trono, aunque Luis dejó un boceto de una imagen que evidentemente hubiese ido en consonancia con el tamaño e impronta del Nazareno, pero no pudo realizarlo…
Pero como dije en 2010, en mis entonces más escuetas entradas, el imaginero sevillano Darío Fernández recogería el alma del maestro y nos plasmaría en la madera la “carne” que más o menos tuvo que soñar Ortega Bru, para el Cirineo perfecto que tendría que acompañar a su imponente nazareno. Era al parecer un deseo de varios hermanos la necesidad de recrear un conjunto más homogéneo, el que no conseguía ni de lejos el Cirineo de Lastrucci. Así un anónimo hermano se presta a financiar la hechura de una nueva imagen, con el deseo de que fuera su autor Darío Fernández Parra. Un cabildo de hermanos, acepta dicha donación pero con varias consignas a seguir, la más importante es que la nueva imagen tendría que calzar con los grafismos del maestro, siguiendo el boceto que dejó en vida el de San Roque. Y lo cierto es que Fernández Parra a mi entender lo consiguió a la perfección, ya que no se limitó a crear una imagen como si la hubiese realizado el mismo Ortega Bru, que evidentemente presenta su impronta, sino que supo conjugar la esencia de don Luis con sus propias características más personales. Pude aquel día de junio también contemplar la imagen en la gran exposición que había en la iglesia de San Julián, sede de la Agrupación de Cofradías y en directo esas fueron las sensaciones que percibí, una gran obra personal que utilizando los complicados recursos “ortega-brunenses” transmitía las buenas condiciones a tener en cuenta de este joven imaginero sevillano. Aunque lo cierto, es que estéticamente conjuga bien con el Señor en el trono, no termino de comprender cuál fue la idea primigenia de Ortega Bru o lo que la hermandad ha querido plasmar con la imagen de Darío Fernández, que no se si su misión es la de estar ya cargando con la cruz o en el justo momento de recoger el extremo inferior o stipes y comenzar a ayudar al Señor en su camino al calvario. Quizás el trono le queda corto o quizás es que hay que adelantar más al Señor en el cajillo del trono...


Un trono también singular, con un diseño tildado como de “pecho de paloma” que diseñó Ramón Grosso para el paso palio de la Vera Cruz de Cádiz, la cual al no poder hacer frente a los costes fue a terminar en la cofradía de Pasión de Málaga donde han procesionado los dos titulares con los que ha contado la corporación de los Santos Mártires, obra del sevillano Manuel Seco Velasco. Y aquí viene la última gran esencia de esta cofradía que a mí personalmente me tiene más enamorado, porque sobre este trono, de más reducidas dimensiones a lo destilado en Málaga, con sus cuatros característicos y bellos faroles se mueve el Señor de Pasión por Málaga, como yo ceo debería ser la gran apuesta futura del andar malacitano. Y no hay mucho que explicar, ese paso acompasado, lo que diríamos los “sevillitas”, el “costero a costero” del que dicen los malagueños que copió Sevilla para sus andares trianeros, curiosamente implantados en la hermandad de ese primo hermano sevillano que tiene Pasión, el Soberano. Pero con un son muy solemne, seguido de bandas de cornetas y tambores, pero con la esencia sevillana, en los últimos años la gran banda de la hermandad de la Esperanza con ese pellizco Cigarrero, trabajando cada marcha, lo que podríamos llamar trabajando las chicotás con música, pero sin alardes, pero gustándose con la música, es como si extrapoláramos el estilo sevillano, de andar sobre los pies y de frente, pues  en Málaga con su esencia sin artificios, más si es un trono, los cuales a mi parecer estéticamente no les sientan intentar andar con ellos como si viniesen de Triana, creo que hay que evolucionar pero sabiendo lo que embellece y lo que casi roza el esperpento. Si incluso creo que la primera vez que escuche la marcha “María” de la banda del Sol fue sonando tras este magnífico Nazareno adentrándose en la Catedral en aquellos resúmenes del Canal Sur de los noventa y ya me pareció que ese formato era el genuino para mejorar esta idiosincrasia… quien quiera cambios que ponga trabajaderas y costal la verdad… por que en esto, quizás también se influenció la hermandad de Sevilla –porque Pasión es una de las señaladas como “sevillitas”- que sigue siendo fiel a su destino cada Semana Santa; hacer estación de penitencia en la catedral, que la hermandad fue una de las que quiso recuperar esta antigua tradición más perdida en Málaga y hoy más en auge, aunque con ello tuviesen que renunciar a pasos u tronos más grandes, aunque ella se una hermandad que siempre ha querido salir de su templo, como sigue haciéndolo en la actualidad. Por último, un nuevo sombrerazo para esta hermandad, más en concreto en el paso del Señor, ya que si no me equivoco es la única que cubre el rostro de sus hombres de trono, dándole el valor que se merece la túnica, ya que si optas por “uniformidad” la túnica de estatutos, lo más correcto es vestirla al completo. Creo que usar la misma con la cara al descubierto, hasta con la tradicional “Faraona” no le da el rigor y sentido que representa la túnica penitencial y se le da más un valor de mero uniforme. Soy de los que piensan que si no te cubres la cara, sal de traje, pero no hagas de la túnica un mero uniforme con los colores de la hermandad, como si de un equipo deportivo se tratase, algo que en mi pueblo la verdad, siempre han hecho bastante bien, ellos que se guían más por el modelo malacitano. Tras Él viene su Bendita Madre del Amor Doloroso, que también se merece un elogiable análisis, la que viene a conformar a esta hermandad como una de las hermandades rancias con música de la ciudad, sin duda tomando el modelo sevillano adaptándolo a la exigencias locales, pero con gusto y medida, pero por razón de espacio Ella nos maravillará en otra ocasión…

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