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viernes, 21 de febrero de 2014

LAS VÍSPERAS DE VERDAD...

Como los tiempos siempre marcan su inexorable presencia, en este febrero frio, con ataques a la salud del gaznate, de lluvia, la que nos está llevando a un demasiado extendido trabajo del campo y la negritas aceitunas, por mucha ansiedad que tengamos, al final todo llega cuando debe de llegar. Uno que es tan “sevillano” como despectivamente al final todo el mundo me está llamado, se da uno cuenta a través de la red que sí, que ya no estamos en verano, y que lo que parecía tan lejos, ya comienza a sentirse en nuestros labios. Allá en Híspalis sobre todo la agenda se desborda, sin duda que la cuaresma empieza el día uno de enero, aunque no se imparta la ceniza, aunque el miércoles de la salida de meta hacia la gracia, siga sintiéndose como el pistoletazo definitivo. Cultos internos evocaban los tiempos barrocos de la luz entre la oscuridad, que menos que los externos del rezo al calvario y por la calles los hierros o maderas ya surcan sus calles, esos armazones sin volutas que levantan los repelucos, aunque los repelucos los levantan ellos con su vuelta a la más ansiada actividad ya no remunerada… los costaleros. Pasan los días como pasan los años, y la vida, en este caso la capillita cambia y se reconvierte y nos trae nuevas cosas y nuevas sensaciones y nuevas experiencias. Si un dieciséis de julio disfrutaba de la gloria, gracias a ser costalero y la colgaba hasta la próxima, esa próxima ha llegado. Porque aquí aun no parece que se acerque la cuarentena más querida de los capillitas, de los cofrades no sé, son un espécimen que cada día entiendo menos, pero entre ellos también lo hay capillitas, yo intento a veces ser cofrade, pero es que me da la sensación de que hay que volverse un talibán o un maldito político, de cofradías claro, para alcanzar ese estado.
En octubre el Soberano me expidió la papeleta de sitio, u eso creo porque últimamente me doy cuenta que muchas cosas que percibo que me quiere dar al final parecen que no parecía que me quería decir eso. Pero mañana comienza de verdad para mí esa verdadera cuenta atrás que si puedo tocar con las manos, no la que sueño o siento con las luces, la temperatura o el color del mundo. Mañana vuelvo a una bendita galera, si Dios lo ve conveniente –que aún no he igualao-, después de la recogida de las negritas del que emana el oro líquido, espero no llegar muy tarde aunque bueno, no quiero parecer que doy escusas, que siempre habrá alguien que parezca el más “pobrecito” de todos y los demás unos quejicas… mañana comienzan los ensayos de la cuadrilla del Señor del Prendimiento, de la cuadrilla a la que pertenezco desde el año 2010, es curioso, según veo crecer a mi sobrino, así siento los años que van cayendo bajo la trabajadera, junto a mi círculo, y digo esto en referencia a los que están más cerca mía, porque yo siempre he sido participe de que el círculo, es decir la amistad tiene que llegar a todos los rincones de las bodegas de los pasos. Mañana comienza el caminar de la cuadrilla que sin duda ha tenido que acertar tanto en sus procederes, que ahí está la admiración de tantos y tantos y otra cosa indispensable para palpar el “éxito”… las envidias, pero comienza un escalón más de crecimiento, porque aún hay que crecer más o eso creo yo y la verdad es que este año tengo mucha ilusión de Semana Santa aunque no sepa cómo será la que viva, mucha ilusión de Prendimiento y de seguir unido a unas personas con las que me siento tan a gusto, los que me enseñaron la bendita gracia de ser costalero, un puesto privilegiado, aunque lo diga uno que tan solo le pide a Dios salud para aunque solo sea, poder estar en una acera y verlo caminar por las calles de este mundo, a Él y a su Bendita Madre.


Y del izquierdo por delante, el costero y la gracia trianera que cierto día unos hermanos quisieron conferirle al caminar del Dios Prendido de San Agustín, nos estrenaremos en nuevas vivencias y nuevas experiencias y sentiré seguramente otro mundo, otras sensaciones, otro clima, otras costumbres, otras personas en una cuarta trabajadera que ya me abrieron los brazos en la igualá… como pasa el tiempo, al final todo llega, incluso a través de la parihuela veré un nuevo paisaje. Desde las calles de la vieja Cástulo, pasé a sentir la gloria de María del Carmen por las callejuelas de azahares de la antigua Iliturgi, y si un Dios que vive eternamente dormido entre fastuosos  dorados y negros barrocos lo ve conveniente, el domingo, cuando el sol comienza a ser vencido por la belleza cordobesa, aré algo que en su día consideré de locos y ahora me he vuelto un loco como ellos, coger un coche y pegarme unos cuantos kilómetros para comenzar a sentir lo que es ser costalero, como allí lo llaman más familiarmente, del “Muerto” de Córdoba. Algunos ya me dicen “vuerka pasos”, quizás me estoy convirtiendo en uno, pero yo lo pongo en duda, si es que se me considera un auténtico hermano costalero. Una persona que hace trece años dejó la Semana Santa de su cuna, por muy hermano, por mucha cuota que pague donde sea, nunca va a dejar de ser antes que nada, capillita. Es así, soy un aficionado a las cofradías, me gusta la Semana Santa lo que yo a veces ni me imagino y como humano que soy, tengo mis preferencias, así que siempre me he considerado alguien que ama a la Semana Santa o a las cofradías por encima de todo, sin partidismos y cada vez con menos ganas de debatir con nadie como hacer o no hacer las cosas, así es cuando más me he sentido realizado, así es como me siento cuando llegan estas fechas. Sin duda que estas nuevas experiencias en la vida, me han hecho confirmarme como simplemente capillita, que tiene la suerte de poder ser costalero –como lo mismo puedo ser un acolito pertiguero-, sin ningún complemento por delante, así de simple aunque pertenezca a alguna hermandad, colabore con ella, pague su cuota o vaya a sus cultos, para algo soy sin duda creyente y tengo el honor de sacar a Dios y a su Madre Bendita con la cara que cada colectivo le haya querido poner, ¿costalero hermano? Pue si, así se suele definir muchos a los que llaman saca pasos o vuerka pasos, tristemente muy despectivamente, aunque gracias a ellos muchos pasos de Andalucía y más allá no vayan a ruedas, porque en si hay muchas hermandades donde a los cofrades que yo llamo talibán, se les cuenta con los dedos de las manos… incluso esta filosofía costalera ha hecho que muchos pasos hoy en día anden y crezcan en calidad, aunque las intenciones estén en que el costalero sea un hermano más y con presencia participativa en la hermandad, un ejemplo; el que mañana echa a andar…  y con todo esto a Dios gracias que encima puedo salir donde quiero y me han dejado.
Así que después de la gracia de los barrios del sábado llegará el sentirme participe de las cofradías rancias, de silencio, de rigor, y esta cofradía cordobesa desparrama elegancia a raudales. La ilusión de no ya sacar pasos en Córdoba, sino sacar un paso que especialmente me apasiona y que el de allí arriba, quizás un día de noviembre ya me quiso igualar en la iglesia donde comenzará el ensayo, en la Compañía de Jesús de Córdoba. Ojalá por fin este año, el agua lo permita y pueda embrujarme del fuertísimo sabor clasicista y casi manierista de la hermandad del Santo Sepulcro de la ciudad de los califas. Y lo digo claro, sentir una experiencia mística y divina bajo el Señor Muerto, con todo esos ingredientes, la experiencia tiene que ser inexplicable, como desde hace cuatro años se siente bajo las plantas del Soberano de Linares, aunque de formas tan distantes pero igual de gratificantes. Pero también como aficionado a esta esencia tan de pueblo andaluz como es la Semana Santa, y saborear el “espectáculo” que derrama esta penitencia tan severa y como costalero que soy, poder sentir y casi presumir, que yo fui costalero de Curro, Federico o David Arce, de esta esencia tan especial de este grupo de personas y amigos, lo mismo que hoy siento un orgullo y un privilegio ser costalero de David Parra y Antonio Acuña, porque gracias a esta bendita afición, a gente como ellos, hoy puedo sentirme un Hijo de Dios que se conforma con ser un Simplemente Capillita… y costalero, y cofrade.

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