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martes, 11 de febrero de 2014

BAILÉN 1991. "TRES DE LA TARDE"

Dos grabaciones son las que nos harán retroceder en el tiempo y conocer como fue la siempre llamada “procesión de las tres de la tarde” de la Semana Santa de Bailén de año el Señor de 1991, uno perteneciente a la cadena local de entonces, la pionera “Tele Cable Bailén” siguiendo el modo de grabación de la procesión anterior, enmarcando las imágenes en lo que parece ser un objetivo negro, la segunda, lo cierto es que no sé documentar su autor. Fue aquella procesión histórica, a razón de lo que se venía produciendo en la misma durante años, lo más significativo es que para aquel año, la hermandad de los Dolores consideró que el lugar a ocupar por su aún reciente y nuevo crucificado del Buen Morir seria en este horario y jornada, agrandando una procesión que de por si siempre se había considerado más pequeña al contar solo con dos pasos y sus correspondientes cofradías, ya que sin duda entonces los días grandes de la Pasión destacaban por un mayor número de cofradías y pasos en cada una de las procesiones, que llegaba a su culmen con la hoy extinguida General.
Incluso hoy se puede considerar como perdida esta procesión ya que la misma se dividió en dos cortejos que no se siguen uno tras otro, e incluso el paso de la Piedad sale a diferente hora que la hermandad de la Santa Vera Cruz, entonces con el paso del Calvario y hasta este año pasado solo con el Cristo de la Expiración, y durante unos años el misterio del Descendimiento que ya el pasado Viernes Santo no procesionó.
En aquel Viernes Santo soleado, los tres pasos y las tres cofradías se encontraron en uno de los emblemas de la ciudad con el desarrollo de las costumbres populares, la plaza de la Constitución, siempre rodeados de una admirable multitud, cada una venía por un itinerario y a partir de ahí seguían un nuevo recorrido para las tres cofradías conjuntas hasta que se separaban nuevamente en la calle Real, a la altura de la papelería Lozano. El Calvario llegaba por Conde de Torreanaz, el Cristo del Buen Morir por la calle Baeza desde la ermita de la Soledad y la Piedad llegaba desde su sede canónica, la iglesia de la Encarnación, donde nuevamente a su salida y en la plaza de la Constitución le cantaba saetas la linarense Ana Ibáñez Soto. La imagen sobre el paso del granadino Nicolás Prados, exornado con esos largos gladiolos blancos, presentando la cruz de sesión plana y acompañada por primera vez por una banda contratada para marcar el paso de sus portadores, una banda que vendría bastantes años tras los pasos bailenenses perteneciente a la hermandad de la Borriquilla de La Carolina, con su túnica por uniforme, la cual seguía un estilo similar a las bandas locales aunque el nivel de su música y composiciones estaba a más altura artística por llamarlo de alguna manera, marchas como “La Saeta” llegaban a Bailén, pero no la versión de la sevillana Jesús Despojado, sino la que hizo una primitiva banda de la hermandad de los Gitanos que es mucho menos conocida.
En el paso del Calvario destacar la última salida de la Virgen de los Siete Cuchillos ostentando tan alto rango divino, con el nuevo manto de brocado negro y perlas incrustadas, ya que al año siguiente se estrenaría la actual imagen y la misma volvería a desempeñar su papel primigenio como la portadora del “verdadero icono”, sustituyendo a Santa María Magdalena en la procesión de la Madrugá, quedando desde entones su participación en esta única procesión conformando el que podríamos considerar, como el primer misterio de la Semana Santa bailenense, sobre el paso que recientemente documenté a los ubetenses Antonio Díaz Gil y José María Trillo Olivares.  La despedida definitiva, tendría que haberse dado horas después en la Procesión General, pero un percance que sufrió, del que en su entrada correspondiente comentaremos, hizo que el paso al final no participara en la procesión general.
Y sobre ese otro segundo cuerpo de Díaz Gil-Trujillo Olivares que procesionase antaño a los titulares del Nazareno de Úbeda, nos llega el crucificado de Miguel Arjona Navarro, en silencio, un estado del que nunca saldría este Cristo que se hizo muerto porque en Bailén ya existía uno vivo, conformando entonces la trilogía de las tres cruces en Bailén; Expiración, Buen Morir y Piedad, siguiendo como siempre se ha intentado una cronología pasionista, algo muy de esta provincia como se llevaba antaño en ciudades como Linares, Baeza o Úbeda, la que aún sigue algo más escrupulosa con esta circunstancia. Me gustaría destacar la disposición del crucificado en el paso, sin duda la más acertada de cuantas he contemplado del mismo, con el sencillo y a la vez elegante monte de clavel rojo y un fino friso de lirios morados, con la suficiente altura para que estéticamente se contemple el crucificado perfectamente y no tan hundido como años después se comenzó a presentar y no sé por qué razón, porque aquí tenemos una muestra de que ya en su día salió así y que se tiene que poder, incluso tumbándose hacia atrás para salvar el cancel de la puerta de su ermita y los siempre bajos cables eléctricos de este mi pueblo… el Cristo en la tarde del Viernes Santo, donde Dios guarda silencio, en la jornada histórica de su hermandad, donde imagino que quizás ese sea su sitio, junto a su Madre bajo palio…

Quisiera destacar aprovechando esta grabación una circunstancia de actualidad, como es el hecho de que este año al parecer desparece la tradicional en estos últimos años tribuna oficial. Como vemos en estas grabaciones y otras tantas, encontraran la insistencia de grabar en la calle Real, que en realidad es la denominación popular que le damos a dos vías llamadas como “Zarco del Valle” e “Isabel la Católica” sobre la altura entre el ya histórico “Solca” y el bar Piñero, y es que en Bailén como en otras tantas poblaciones, el centro y su calle más popular siempre fueron las no oficiales, carreras oficiales, quizás ahí es donde se debería buscar su definitiva instalación y adaptar y adaptarse  a sus características...

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