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martes, 22 de enero de 2013

LA HINIESTA DE ¿MESA?... (II)



Ahora tocaría ahondar todo lo que pueda en la historia e investigaciones de estas tres imágenes marianas como son Ntra. Sra. de Montserrat de su homónima hermandad, Ntra. Sra. de la Encarnación, perteneciente en la actualidad a la hermandad de la Cena y Ntra. Sra. del Socorro de la hermandad del Amor como para poder emparentarlas si hubiese una posibilidad con la tristemente desaparecida imagen de Ntra. Sra. de la Hiniesta dolorosa, atribuida no sé si por el tradicional afecto a la figura histórica de Montañés o por alguna razón científica, que aún no logro encontrar por ninguna parte y que yo, por ventura, con mucho respeto pretendo emparentar a la gubia del que fue su más genial discípulo, el cordobés Juan de Mesa y Velasco (1583-1627) y con menos fuerza documental a su circulo.
Ciertamente, al parecer Mesa no llegó al taller del “dios de la madera” sin saber ni coger una gubia, no era ni siquiera un niño, ya que era más lógico comenzar a aprender el oficio siendo más jóvenes mientras que él llego a Sevilla en 1606 cuando contaría con 23 años, seguramente con una formación iniciada en su Córdoba natal, desde donde partiría hasta Sevilla para complementar o perfeccionar su trabajo con el ya entonces considerado mejor imaginero del reino, con el que firma un contrato de aprendizaje de cuatro años. Aunque no se ha conservado o encontrado la carta de su examen para acreditar su suficiencia en la escultura, se sabe que en 1615 disponía de taller propio en la colación de San Martín y contrataba sus propias obras, lo que observando la cantidad de años contratados para al aprendizaje, hace suponer que después trabajaría en el taller como empleado hasta que decidió abrir taller propio, quizás en torno a 1613-1615. De su vida recientemente se ha editado una película que quizás sea muy interesante e ilustrativa, no sé qué pensaran los expertos, sobre la vida, obra y personalidad de este gran desconocido hasta hace poco más de un siglo.



Por ello creo que primeramente habría que detenerse en la dolorosa del Viernes Santo, la Virgen de Montserrat, la cual encierra una curiosa historia envuelta en diversos documentos contradictorios unidos al análisis especializado de los expertos. Como les digo, yo solo busco y junto. Tristemente sobre lo posiblemente más importante de una imagen de estas características, el rostro o mascarilla y el busto, por desgracia nos han llegado seguramente alterados de cómo tuvieron que ser en su concepción original ya que en el pasado las ideas de restauración era muy equidistantes con las actuales, donde hoy se suele exigir el respeto al original mientras hasta prácticamente el siglo XX, en las labores de restauración se modificaban aspectos primigenios, llegando a cambiar en gran porcentaje la expresión del rostro e incluso la sustitución de las manos, sobre todo en aquellas que las tenían entrelazadas, a veces adaptados a los gustos de la época, incluso se llegaba a considerar una obra de estas características de poco mérito artístico, lo que hoy dificulta las labores de atribución. Por ejemplo, Montserrat sufriría un incendio en su paso en 1899 por lo que fue repolicromado el busto o la mascarilla por Manuel Gutiérrez Reyes y Cano aunque se apunta que las manos no sufrieron ningún daño y las dejó tal como están hoy día, donde se cree, siguen mantenido su aspecto primigenio.


Pero la paternidad de la imagen en sí, trae mucha confusión. Hay una historia que nos habla de la hechura de la imagen por un imaginero de principios del siglo XVII que por diferentes motivos, la imagen es llevada según unos al taller de Montañés donde la remodelaría o la finalizaría, ya que llegaría sin concluir, un oficial de éste o que directamente se llevó al taller independiente ya, de unos de sus discípulos, donde casi todos los expertos que he consultado afirman que por lo menos las manos, con gran seguridad las labraría Juan de Mesa, he incluso puede que hasta el rostro lo tocara el cordobés mientras hay también quien opina que el rostro lo trabajaría el maestro Montañés ejecutando estos trabajos, maestro y oficial en el taller del de Alcalá la Real. Según algunas fuentes, el primer enigmático imaginero podría ser Gaspar de la Cueva y que el motivo de llevar la imagen al taller de Montañés es porque el resultado no gustó, un trabajo que quizás iniciaría en 1607.
Pero luego llega la historia del pleito… El único documento que actualmente aporta alguna información sobre la autoría de la Imagen de Nuestra Señora de Montserrat es curiosamente un pleito seguido contra la cofradía en el año 1619, por Catalina Román, vecina de Sevilla. En la demanda, presentada el día 25 de febrero, se reclamaba la propiedad de la sagrada imagen, que poseía la hermandad. Doña Catalina alegó que su hijo Fernando Manuel, presbítero, había hecho, 14 años antes, la "imagen de Lágrimas que los Cofrades de Monserrat tienen hoy día en su Capilla en la dicha Iglesia de San Ildefonso", y que él mismo la había costeado y realizado  para que la Cofradía se sirviese de la Imagen "en la procesión que hacían el Viernes Santo".
Carlos José Romero Mensaque en “Crucificados de Sevilla” identifica a este enigmático cura imaginero llamado Fernando Manuel como “mulato”, el cual había sido desposeído de la imagen con violencia por sus cofrades para procesionarla, así se pudo conocer que desde 1606 la corporación radica en San Idelfonso y que al parecer procesionaba una imagen de pasta de la Virgen, que posteriormente quieren cambiar por otra de madera como seguramente hicieron otras tantas hermandades contemporáneas a esta época. En el pleito, Los testigos se citan y los cofrades afirman que en estas fechas se encargó dicha hechura a un escultor en la calle de la Ballestilla, pero al no culminarla adecuadamente, se llevó al taller de Juan Martínez Montañés, donde un oficial suyo culminó en blanco -sin estofar ni encarnar, ya que las imágenes las encarnaban los pintores o policromadores de imágenes-, encarnándola a continuación el pintor Pagés, aludiendo que la imagen no la hizo el tal Fernando Manuel, a lo que añado… ¿catorce años esperó para denunciar este hecho?
Según Adolfo Rodríguez Jurado en un artículo publicado en 1919, en base también a este pleito, afirma que en 1608 se encargó la hechura de la imagen al imaginero Juan Guerrero, artista poco estudiado que al parecer también fue un oficial de Montañés, que sería ese escultor que vivía en las calle Ballestilla, y la policromaría Gaspar de Raxis, pero que luego el primero marchó a las Indias –Sudamérica- sin concluirla a satisfacción de los cofrades y estos la llevaron al taller de Montañés, donde un oficial, presumiblemente Juan de Mesa, haría las manos y quizás finalizaría la talla del busto que sería lo que se dejó sin culminar Juan Guerrero. Aunque según Martínez Alcalde en “Sevilla Penitente” esta noticia publicada en 1919 es confusa, la verdad que tras todo lo dicho no me queda ninguna duda….
Pero a resumidas cuentas, hay que quizás encuadrar la hechura completa de la Virgen de Monserrat entre 1608-1612 según algunas fuentes, donde un imaginero anónimo, quizás el tal Fernando Manuel, Juan Guerrero  o vallase a saber, si nos fiamos del pleito comenzó la imagen y que en el taller de Montañés o en el de un discípulo se culminó. Casi todos los expertos coinciden en señalar que sus manos tienen toda la impronta con otras de Juan de Mesa, quizás una de ellas prácticamente documentadas sean las del Socorro como pueden comparar en las comparativas fotográficas.


Ahora creo que habría que buscar a la gloriosa imagen de la Virgen de la Encarnación de la iglesia de los Terceros, igualmente sin documentar pero nuevamente les aporto lo que sobre Ella han analizado los expertos acreditados. Según el profesor Gómez Piñol, destaca poderosamente la similitud de sus manos con las de la dolorosa del Socorro de la hermandad del Amor, la cual muchos autores identifican con la dolorosa que se incluía en el más que posible contrato del crucificado de Juan de Mesa, aunque también muy retocada en los siglos XIX y XX. La imagen aunque es de vestir no es de candelero, teniendo tallados sus propias vestiduras aunque los mismos están modelados con tal maestría que pareciesen estar realizados adrede para que no interfirieran a la hora de vestirla. Cuando Juan Manuel Miñarro la restaura recientemente, comparó el tratamiento de las vestiduras talladas con las de la Virgen de las Angustias de Córdoba, obra documentada al maestro en 1627 la cual no pudo culminar al morir, posiblemente de tuberculosis. Aunque las manos de ésta imagen difieren en la postura y el movimiento, se advierte claramente la impronta y modelado tan personal con todos estos ejemplos de dolorosas “mesinas” sevillanas, incluida la antigua Hiniesta.


La primitiva Esclavitud que rendía culto a la imagen se funda en 1617 –Mesa en 1615 ya trabajaba independizado del maestro- lo que pudo hacer que tallase la imagen simultáneamente en 1618 que es cuando Mesa recibe el encargo de un crucificado y una imagen de la Virgen, que se piensa puede ser el contrato del Amor y el Socorro. Curiosamente Martínez Alcalde la define en su libro de las glorias como: “Erguida, estilizada y con cierto elegante arcaísmo – más acentuado a mi parecer en su obra letífica o hagiográfica-, nariz rectilínea, ojos rasgados bajo cejas muy finas” análisis muy similar a los de otros colegas suyos de profesión para definir la obra de Diego Roldan Serrallonga por cierto… igualmente comparan esta imagen con la Concepción de San Buenaventura, la conocida como “La Sevillana”, la cual fue donada en 1649 –Mesa ya había fallecido- aunque pudo estar años antes en el oratorio privado de su donante, la “virtuosa” dama María de San Francisco, al convento Casa Grande Franciscano, donde se veneró en un altar del presbiterio, pasando a ocupar en 1718 un camarín central del altar mayor. Igualmente es analizada estilísticamente de esta forma: “La perfección de sus facciones, de nariz fina, boca apretada, cuello largo y esbelto, la acercan a la producción Mesina”, aunque sus manos de cuatro falanges fueron realizadas por el decimonónico Juan de Astorga”. Al ser imágenes de gloria, donde tal vez se intuye más arcaísmo e idealización, quizás es más complicado intuir matices con el rostro de la Hiniesta, donde los rasgos al ser dolorosa suelen ser más marcados, posiblemente buscando más su famoso realismo pasionista que lo haría inmortal –eso sí, tres siglos después-, pero donde sin duda se vislumbra las típicas formas carnosas que realizaba el maese Mesa.
La "Sevillana" atribuida a Mesa, las manos son de Astorga.

Pero obviamente seguimos encontrándole, bueno sigo encontrando esa similitud tan casi milimétrica de las manos de Monserrat, las cuales tuvo que tallar, si es que fue él, antes que las de la Encarnación guiándonos por fechas contrastadas, la cual pudo ser la siguiente donde continuara un modelo propio y personal de manos femeninas, quizás en el año donde comenzó su más consolidada etapa y mayor inspiración artística donde destacó un crecimiento mayor de trabajos… seria a partir de 1618 la etapa que traerían al Amor, Conversión -¿encargado tras la gran satisfacción por el magnífico trabajo realizado en la dolorosa?-, Buena Muerte, Gran Poder… y es que el pobre Mesa, como titula la película en su memoria paso del olvido a realizar una de las obras y devociones más universales…
Ropajes tallados de la Encarnación.

Virgen de las Angustias de Córdoba,
 vista de sus vestiduras talladas.

CONTINUARÁ

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