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viernes, 25 de enero de 2013

LA HINIESTA DE ¿MESA?...(III)


Y la oscuridad se hace broche luminoso y lúgubre cuando el Domingo de Ramos quiere pasar a la historia, ahora nos toca hablar de la dolorosa que cierra el día de la ilusión por el Salvador con ecos de “Madrugá”, hay que hablar de la Madre del Amor, Socorro de Sevilla, de la cual en estudios más recientes se cree que la imagen fue inicialmente tallada por Juan de Mesa entre 1618-20, según documentos notariales. Curiosamente hasta hace pocas fechas se pensaba que esta imagen era una obra realizada en el siglo XIX, tal vez por algún Astorga, de la cual se conocen restauraciones –recuerden como se restauraba entonces, casi rehaciendo- de Eduardo Muñoz en 1931 y en 1934 por Castillo Lastrucci, el cual y sin una explicación clara, intentando suavizar sus rasgos llegó a dejar la faz de la Virgen casi hasta la inexpresividad, algo que intentó subsanar en 1967 el más “Mesino” del siglo XX, Francisco Buiza que la dejaría tal como la conocemos hoy día. Sin duda que Lastrucci sustituyó las manos anteriores y Buiza las volvió a recuperar repolicromando nuevamente la imagen pero si retocar las manos según las opiniones autorizadas.
Existe o existía una leyenda “urbana” que decía que la primitiva imagen se perdería en la “gloriosa” de  1868 – o la que llegó hasta esa fecha-, período histórico que trajo el cierre y derribo de su entonces sede, la iglesia de San Miguel, la cual evidentemente, actual  hermandad del Salvador abandonó, aunque la historia nos cuenta que aquella partida fue “pacíficamente”, es decir, sin sobresaltos, ya que al ser una revolución burguesa y liberal, estuvo carente de ese revulsivo popular propio de este tipo de acontecimientos, por el cual el traslado de sede fue como una mudanza normal. Es decir, allí no se destrozó nada, por lo que si la imagen fuese de Juan de Astorga (1779-1849) y se hubiese perdido, no sería la actual porque Astorga para 1868 ya había fallecido y evidentemente no se le podría atribuir, en todo caso a su hijo Gabriel de Astorga (1804-1895) o a un imaginero coetáneo a la “gloriosa”. Algo que no se puede constatar  en los minuciosos archivos de la hermandad desde entonces, donde no consta la adquisición de nueva factura de una nueva imagen. Por ello Amparo Rodríguez Babío documenta una restauración de Juan de Astorga sobre la imagen de la Virgen del Socorro en 1803, el cual pudo retocar la que posiblemente fuese la imagen titular de la fundación, o la que trajo consigo la hermandad de la Entrada en Jerusalén en la fusión entre ésta hermandad y la del Amor de Cristo de 1618 o la encargada en el “desconcertante” contrato del crucificado del que hablaré después. De ahí se puede sonsacar que la imagen presente alguna cierta analogía con el arte de Astorga, el cual pudo transformar, quizás para adaptarla a las corrientes neoclásicas de su época, como muchos sabrán, Astorga fue uno de los grandes culpables del estereotipo de la Virgen jovencita, plasmando un más patente realismo y un extremado canon de belleza. A partir de entonces se hizo hermano del Amor y acometió algunos trabajos más en la hermandad.
Aspecto que le imprimió Lastrucci.



Nuevamente buscado datos y juntándolos, me encuentro que esta historiadora sevillana nos habla de que hay en el Archivo Histórico Provincial (Sección Protocolos Notariales, legajo 1181, f. 173-174r.) de Sevilla el que es “considerado” el contrato de hechura del Crucificado del Amor, el cual se contrató con fecha de 13 de mayo de 1618 al imaginero Juan de Mesa y Velasco,  donde se incluía también la realización de una imagen de la Virgen: (....) y una hechura de ymajen de Nuestra Señora que sea de altura de dos baras con sus manos y brazos de gonses, hasta medio cuerpo de escultura la qual a de ser de tristeza”. Entregando los trabajos el 4 de junio de 1620 como consta en la carta de pago: (....) yo Juan de Mesa (....) otorgo y conosco que e rezebido e rezeví(....) mill reales que valen treinta y quatro mille maravedis (....) me concerté me diesen por la hechura en blanco de un Santo Cristo y el imaxen de Nuestra Señora (....) y le otorgo carta de pago (... ) de las dichas hechuras i...) las quales le e entregado e son en su poder”.
Según esta historiadora y este documento, se viene pensando más recientemente, que la imagen de “Nuestra Señora” que se contrató con el crucificado es la actual dolorosa del Socorro la cual ha sufrido una serie de intervenciones, sobre todo en su rostro, que han podido desdibujar en demasía una inconfundible apariencia o impronta “Mesina” aunque buscando la fotografía más antigua  o una de ellas podemos contemplar a la imagen en 1920, antes  de ser restaurada por Eduardo Muñoz y sobre todo por Castillo Lastrucci, tan solo con la documentada intervención de Astorga en 1803 sobre sus grafismos y lo primero de todo es la diferencia existente con la actual apariencia que le plasmó Buiza y sobretodo la que le insufló Lastrucci. Tristemente no conocemos que cotas alcanzó la intervención de Astorga pero si podemos intuir que las manos de 1920 son con poco margen de error las actuales, que como pueden comprobar son tan similares a las de Monserrat y la Encarnación de gloria y por lo menos para mí con las de la desaparecida Hiniesta dolorosa, y por Ella les dejo esta nueva comparativa de la imagen quizás más afín y documentada a Mesa, lo más parecida a su estado original con la imagen de la Hiniesta destruida en 1932. Observen, para mí se le intuye rasgos muy comunes, casi idénticos como; el óvalo, redondez y carnosas facciones pero finas de la cara, barbilla, pequeña boca con casi idénticas comisuras y dibujo de los labios, ojos grandes con un ligero estrabismo y rasgados con forma de almendra y parpados muy prominentes, no sé si por la diferente toma de las fotografías,  pero quizás la Hiniesta tenía la mirada más frontal y el Socorro en esta disposición iconográfica de 1920 con la mirada más baja, motivo que acentúa más un parpado superior. Igualmente con similar idea de nariz alargada y fina, con aletas muy coquetas, que nace de un entrecejo con una forma de V pronunciado y donde las cejas aunque finas mucho más marcadas que en la Hiniesta, donde se puede intuir una idea de imprimirle un más marcado dolor que en la hipotética hechura de la Hiniesta. Las modas de vestir de entonces ocultan en exceso una comparativa un poco seria de los cuellos.


Virgen de las Angustias de Córdoba.
Unos rasgos de marcado dolor que quizás fue ligeramente suavizando en toda su obra, en su corta carrera, como en su obra póstuma, las Angustias de Córdoba la que “… no le faltan tres días de trabajo” según reflejó en su testamento , donde aunque presenta un rostro muy dolorido y lloroso, se puede intuir algo más de suavidad en sus facciones.


Aspecto actual tras la intervención de
Francisco Buiza.
Quizá con todo esto podría dar por concluido esta humilde y a la vez dura investigación, pero en aras de intentar darle la mayor veracidad o de quitársela si así fuese necesario, una vez sigo buscando datos y juntando. Tenemos tres imágenes donde los historiadores coinciden en afirmar que en sus grafismos está el halo de vida de Juan de Mesa, con unas manos prácticamente idénticas. He leído a personas con más acreditación que este humilde capillita atribuir imágenes con rasgos y grafismos de un grado más o menos parecido, pero en muchos casos sin llegar a los niveles analógicos donde creo se emparentan las tres manos con la de la Hiniesta, he incluso no veo tan descabellado comparar a la Hiniesta con la apariencia que tenía la Virgen del Socorro en 1920, donde quizás Juan de Astorga no cambió tanto el rostro primigenio, que pudo tallar Juan de Mesa. ¿Quién no dice que la Hiniesta, en su vuelta a la estación de penitencia también fuese remozada como ocurrió con otras? Datos sobre ello no he encontrado…
Ciertamente el que les muestre un apoyo documental sobre la dolorosa de la cofradía del Amor, debería eliminar cualquier duda sobre la paternidad Mesina… pero es que seguí buscando, quizás cuando termine toda esta historia, aun me falte insistir más en la búsqueda pero les entregaré lo que me salga y Dios quiera. Como decía, sigo buscando o más bien pensando, y recuerdo que hay en la ciudad otras dos imágenes de candelero atribuidas con algo de insistencia en la actualidad a la mano del cordobés que descansa el sueño de los justos en la iglesia de San Martín… la Virgen de la Victoria de la hermandad de las Cigarreras y Ntra. Sra. del Valle de su homónima hermandad.

CONTINUARÁ…

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