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martes, 15 de enero de 2013

CUANDO AUN NO "TRIANEABA"...


Seguramente la instantánea protagonista de esta entrada le encante a un buen seguidor de este blog, Jesús o “MisteUr”, tal como se “apoda” por los foros de internet. Un gran y cordial capillita madrileño –si no me equivoco- que suele destacar por los mundos del intercambio de opiniones virtuales por su pasión por las fotografías antiguas en el contexto más exacto de la palabra, imágenes que nos muestren la Semana Santa y la sociedad del pasado, no teniendo por qué ser de las evocadoras fotografías del color sepia que nos transportan casi a los años sesenta del pasado siglo y tirando para atrás. Y digo que le gustará porque quizás no conoce esta fotografía –y según él, yo aporto interesantes documentos- que además de una enorme belleza muestra muchos matices de la Semana Santa de, seguramente más de treinta años en Sevilla y además en color.
Ya que se ha hecho oficial la disposición de los pasos participantes al multitudinario, o eso se espera, Vía Crucis del Año de la Fe de Sevilla, podemos encontrarnos al Dios de la Penas de Triana, “zapatero” bendito de los alfareros trianeros, seguramente como dije en los años setenta, quizás a finales del pasado siglo. De vuelta al arrabal de sus entrañas por un enclave muy próximo donde el próximo 17 de febrero se asentará para esperar los rezos de su pueblo en este especial vía crucis que organiza nuestra Santa Iglesia, aunque a veces me pregunto ¿cuántas iglesias habrá?, mientras este mastodóntico evento lo promueve la Archidiócesis sevillana en otras diócesis andaluzas se está aplastando casi literalmente cualquier idea cofradiera de emular u organizar cualquier evento de similares características… de verdad no lo entiendo, unos curas acuden al reclamo de las cofradías a sabiendas de que lo que ellas consiguen ellos ni en sueños y otros, siguen mostrando esa indiferencia y esa poca fe, nunca mejor dicho en la piedad popular… yo apoyo la mesura y el control, pero seguro que Dios siempre espera ese “descontrol” que en el fondo promueven las cofradías como muestra de profundo amor al que todo lo puede…
Pero sin duda que evocación y que sabor desprende esta fotografía, donde seguramente el Señor de la calle San Jacinto aun no sabía lo que era trianear, aunque por supuesto, aunque siempre sentado… “sobrao de compás”… no lo mandaría el Vizcaya, quizás esa manera de acunar al Hijo de Dios seria aun unos brotes verdes por el barrio León. Incluso se vislumbra que la bulla precisamente no tiene que achuchar mucho, aunque Sevilla siempre halla gozado de las masas alrededor de sus cofradías… que me lo digan a mí, justamente donde se vislumbran esos espectadores estaba la última Noche de Ramos, lo que digo, casi más de treinta años después, ahí esperando al Dios sentado y de mirada clavada en el cielo oscuro que cubre Sevilla a las horas de la vuelta al barrio, quizás a su casi recién estrenada capilla, como lleva haciendo caminante, “sobrao de compás” por los siglos de los siglos… el pasado Domingo de Ramos, sonaba en ese punto, para algarabía del amigo Cristóbal, la hoy polémica marcha “El Refugio de una Madre”, ¿Qué sonaría aquel día tras el “Zapatero” de Triana? que impresión si hubiesen escuchado aquellos espectadores, quizás casi cuarenta años más jóvenes, si en aquel momento, con tan imponente dosel de arte gótico y almohade  hubiesen sentido al Señor “sentaito de Triana” caminar con músicas como las actuales… y le hubiese acompañado al compás con un izquierdo por delante…
Pinche sobre ella y amplíenla en su magnitud, una fotografía sacada de los viejos números de la veterana y gran revista “El Boletín de las Cofradías de Sevilla”, de un numero de los ochenta, pero la documento en los setenta porque comprobarán que casi todo, si tan solo nos detenemos en la congelada escena fotográfica, sigue igual, el Señor de José de Arce, entonces seguramente atribuido a Jerónimo Hernández o al gran Roldán, tras Él, su inseparable misterio simple y a la vez contundente de Castillo Lastrucci, pero bajo sus plantas observamos su antiguo paso, aquel que talló José García Roldán y que hoy abraza un misterio de la Entrada en Jerusalén en las tierras extremeñas de Badajoz hasta que el para mi inmortal tallita Antonio Martín Fernández sacara de un irrepetible sueño imaginero o retablístico, el portento de paso sobre que el que camina desde 1980 el “zapatero”, sobrao de compás, trianeando, en busca de la plaza de Triunfo, de vuelta a Triana…

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