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sábado, 19 de enero de 2013

LA HINIESTA DE ¿MESA?... (I)


Como les comenté hace unos días, cuando les hablé del misterio de la Vera Cruz de Jerez de la Frontera, que me encontraba leyendo el último trabajo del jerezano Antonio de la Rosa, donde hacia hincapié en la más que posible importancia en la imaginería jerezana del sevillano Diego Roldán Serrallonga, nieto del gran Pedro Roldan, posible autor de  algunas de las imágenes tanto de culto interno como procesional de la ciudad. Lo cierto es que si no recuerdo mal, todas las procesionales son atribuidas, no están documentadas después de una ingente labor de investigadores e historiadores que están sacando a la luz nombres olvidados y enterrando poco a poco las atribuciones sin sentido de épocas pasadas en que todo era de Montañés, la Roldana y para de contar, desempolvando nombres y mostrando al mundo cofradiero la verdadera historia de los talleres imagineros de la ciudad de los ricos caldos de la vid. Contemplando a la Virgen de la Esperanza de la Yedra -una de las atribuidas a este imaginero dieciochesco que seguramente por su categoría de imaginero de “segunda” en Sevilla decidió trasladarse hasta tierras gaditanas buscando otros mercados con los que quizás en Sevilla no podía competir, asentándose en Jerez-, siento la “llamada” de la impronta, ese primer impacto que te hace pensar en….

Esperanza de la Yedra. 

Virgen del Valle de Jerez 1926, aspecto anterior al actual tras varias restauraciones.

Virgen de la Soledad de Sanlúcar de Barrameda.
Yo siéndoles sinceros a veces me muevo por pálpitos, por corazonadas, a veces veo algo y rápidamente me lleva  a pensar que esto lo he visto en otro lado aunque luego otras veces lo compruebe y piense o compruebe que me equivocado... Con el libro en mano, sentado en el brasero, cojo el móvil y busco por internet “antigua Virgen de la Hiniesta”, es decir la dolorosa que tristemente fue destruida y calcinada en el incendio intencionado que abrió la mecha de estos desmanes en los tiempos de la II República en Sevilla. Aquella dolorosa que hoy día, todos, desde desconocedores hasta los más eruditos, siguen adjudicando a la posible mano del “dios de la madera”, Juan Martínez Montañés. Observo la fotografía que me encuentro y comienzo, desde mi humildísimo conocimiento a encontrar paralelismos, busco estudios sobre Diego Roldán y más dolorosas atribuidas al mismo y las descripciones de su obra me siguen llevando a intuir que aquella Hiniesta atesoraba estos matices que son santo y seña de la obra de Roldán Serrallonga; como esos ojos grandes y rasgados con forma de almendra con algo de estrabismo, cejas finas y caídas, entrecejo marcado en forma de V, nariz larga y afilada, boca pequeña y apretada –aunque las comisuras de los labios no concordaba con ninguna-, la disposición de las manos y los dedos, etc… no sé, a mí me dio la sensación de que la imagen se le podría, con todos los respetos, atribuir. Algo complejo y a veces muy polémico, y más cuando a no todos se nos “permite” estos atrevimientos, en un mundo donde el autodidacta se le considera un “intruso” aunque sin generalizar. Por ello, siguiendo por cierto una opinión del referido investigador jerezano en la presentación de su libro, que visualicé por internet, que para escribir hay que buscar datos y juntarlos, aunque obviamente esto es mucho más complicado que todo eso, busqué sobre Serrallonga y sobre la historia de la hermandad de la Hiniesta y sobre aquella imagen, y a día de hoy aun no encontrado nada relevante, quizás haya algo, pero lo desconozco. Seguramente al ser destruida la imagen parece que poco importa ya conocer su historia y quien pudo ser su autor, porque alguna vez leí a algunos decir que qué la imagen fuese de Montañés era equiparable a cuando antiguamente todo lo que tuviese un cierto gran valor artístico era considerado como obra del de Alcalá la Real, como el caso de la obra de Mesa...



Decido así preguntar allá donde más se ha estudiado la labor de Diego Roldán, en Cádiz y algunos coinciden en apuntar que no encuentran concordancias ante este pálpito que me surgió leyendo sobre Roldán Serrallonga. Ciertamente me apuntan algo que creo es una rotundidad, y es que los grafismos que utiliza Serrallonga han sido utilizados por muchos tantos anteriores a él como posteriores, ciertamente siguen el prototipo de lo más repetido en la imaginería de dolorosas e incluso letíficas de candelero. Incluso detectan que la antigua Hiniesta posee unos grados de acabado muy superiores a los de Roldán Serrallonga, los cuales eran mucho más toscos –quizás sea esta la característica que hace reconocible la obra del nieto de Roldán, que no por ello creó unas Dolorosas que tuvieron mucho éxito y una unción muy particular-, lo que nos viene a indicar que el autor de la antigua Hiniesta era un imaginero de “primer grado”, cuando Serrallonga es considerado más mediocre o de inferior grado por decirlo de alguna manera. Ciertamente mi pálpito baja en intensidad y quizás comienzo a desbaratar mi idea aunque sigo pensando que sus grafismos son similares a vírgenes como la Esperanza de la Yedra o la Virgen del Valle –antes de ser remodelada- de la ciudad de Jerez aunque observando la historia de la hermandad de San Julián, sería complicado que Serrallonga hubiese realizado la imagen para la hermandad – aunque en principio pensé en un trabajo de plenitud artística, pero sin estar en Sevilla me extrañaría este encargo- ya que la misma se encontraba sin la práctica de su rama penitencial durante los años que vivió Roldán Serrallonga (quizás nació en 1691 y está documentado que en 1760 aun estaba en actividad laboral), es decir la hermandad por la epidemia de peste de 1649 se queda casi sin actividad y aunque en su aspecto de gloria volvió a un pronto resurgir, la presencia de su Cofradía penitencial en la calle no volvería a producirse hasta 1881y ello después de que en 1879 se elaboraran nuevas Reglas con el nombre de "Hermandad y Cofradía de nazarenos del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Hiniesta en sus Misterios Dolorosos".  Aunque también cabría la posibilidad de que la dolorosa que tuvo que procesionar entre 1565 hasta 1649 hubiese desaparecido o estuviese en mal estado -ya que podría estar en un lógico estado lamentable de conservación, inrestaurable para la época que aconsejase otra más reciente. Muchas imágenes en los albores del siglo XX fueron “restauradas” bajo conceptos de restauración muy dispares a los actuales como veremos más adelante- cuando casi dos siglos después la hermandad volvió a tomar su carácter penitencial y se optara por una obra más reciente que no perteneciera a la misma –del siglo anterior que es cuando trabaja Diego Roldán- y que estuviese recibiendo culto en cualquier iglesia o en la misma y que por el momento no pudiéramos catalogar ya que donde he buscado he encontrado mucho vacío respeto a la historia de la imagen destruida en 1932 ya que al parecer, según Federico García de la Concha Delgado en “Crucificados de Sevilla”, en la reorganización de la hermandad de sangre en 1879 con el beneplácito del párroco D. Antonio Naranjo “eligieron” un Cristo Crucificado que advocaron de la “Buena Muerte” y la Virgen de los “Dolores”, que advocaron de la “Hiniesta en su Soledad”, cuando se apunta que la dolorosa de la primera etapa penitencial entre el siglo XVI y XVII si era llamada de la Hiniesta “dolorosa”, ¿podrían ser dolorosas diferentes? Personalmente he llegado a la conclusión de que no. Aquel crucificado que también pereció en el incendio del treinta y dos está relacionado por algunos con el que figuraría en el retablo mayor que realizó Felipe de Ribas en torno a 1640 como si está documentado, así ¿qué sería del primer crucificado de la primera etapa penitencial sí como parece indicar que el que se quemó en 1932 no era el anterior?



Aun así y dentro de mis humildes conocimientos, llegaba a entender y a descartar que la Hiniesta, la antigua obviamente –aunque a mi parecer la actual de Lastrucci bebe muchísimo de los grafismos de aquella adaptados al estilo contemporáneo del maestro Castillo Lastrucci, los cuales utilizaría en multitud de ocasiones- no sería de Diego José Roldan y Serrallonga… incluso por Cádiz apuntaban que incluso no sería descabellado  atribuir la imagen a Montañés y a los postulados de su época y de su escuela –lo cual hace a la imagen anterior, del XVII seguramente y encuadrada en el primer periodo penitencial de la hermandad, lo cual indicaría que la imagen no era dieciochesca, pero tampoco la primigenia-… así que un nuevo pálpito surgió en mi ser y pensé en el más grande de sus discípulos… el cordobés  Juan de Mesa y Velasco. Quizás podría haber intentado buscar en obras de Montañés u otro discípulo o imaginero contemporáneo a Montañés, pero nuevamente, observando la fotografía de la Hiniesta me detuve en su bellas manos, en concreto la izquierda que es la que se presenta siempre más desnuda de complementos, que por otro lado siguen un modelo archirepetido en todas las épocas posteriores al barroco, como ocurre con Roldán Serrallonga. Y esa corazonada o “flashback” me llevó nuevamente a una historia que había conocido hace pocas fechas cuando les hablé de una de las Glorias de Sevilla, la que ya algunos sin ningún pudor llaman “La Encarnación de Juan de Mesa”, la Virgen de la Encarnación de la iglesia de los Terceros perteneciente hoy día a los titulares de la hermandad de la Sagrada Cena.
Recordé que la imagen era atribuida al cordobés entre otros estudios, por la similitud tan evidente de las manos de la imagen letífica con las de la Virgen del Socorro de la hermandad del Amor, que igualmente se cree que es el resultado de varias intervenciones sobre un original de Juan de Mesa donde las manos tan solo han recibido una nueva encarnadura. Busqué fotografías donde la mano izquierda, tanto de la Encarnación como del Socorro estuviesen en unas disposiciones similares y despejadas de pañuelos o rosarios, a una de las fotografías de la antigua Hiniesta y las comparé. Un nuevo flashback me recordó mi reciente lectura en “Crucificados de Sevilla” de la historia y por ende de la hechura de otra imagen que por sus manos también es adjudicada, o por los menos tan solo las manos a Juan de Mesa e igualmente busqué una fotografía y las junté… y así comprobé la enorme similitud entre las cuatro manos, prácticamente idéntico modelado en los dedos, sobre todo el pulgar y los hoyuelos de nudillos los cuales siguen prácticamente fielmente el mismo dibujo y concepción. Unas manos que en algún caso han sido tocadas en intervenciones posteriores pero que se creen que nunca han sido retalladas como si ha podido pasar en los rostros de sus “dueñas”, casi podría decir que son un sacado de puntos de un mismo modelo y así que aquí les dejo las comparativas y hagan sus propias conclusiones…
Con ello no estoy diciendo que la imagen fuese tallada por Juan de Mesa, Dios me libre de semejante atrevimiento, de este insignificante “aficionaducho”, pero tan solo he querido mostrarles a lo que me ha llevado diversas corazonadas y un poco de interés en buscar datos y juntarlos como diría el jerezano Antonio de la Rosa. Soy consciente de que la historiografía aún está por completar, que aun tendrán que surgir más estudios, quizás impactantes sobre autores desconocidos para no caer siempre en las atribuciones a los más conocidos, también hay que tener en cuenta las múltiples restauraciones e incluso sustituciones de manos que han podido acometerse en toda la historia, pero como les digo, he buscado y he juntado y los especialistas suelen coincidir en decir que esas manos del Socorro, Encarnación y Montserrat podrían ser con gran porcentaje de seguridad, obras de Juan de Mesa.
En una próxima entrada, ya que se extiende en demasía esta historia, intentaré nuevamente desde mi humilde posición aportar más datos sobre las imágenes de las comparativas y quizás ahondar un poco más si cabe en esta posible atribución –aunque me resulte un poco grande adjudicarme tal propósito-y darle un poco más de veracidad y rigurosidad, aunque con ello no podamos demostrar su paternidad. Por el momento les dejo una imagen que vale más que mil palabras, pero en estas lides sin palabras la mayoría de las veces no tendría sentido nada.
CONTINUARÁ...

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