Tras el esfuerzo final del Martes Santo, el Miércoles Santo -día del crucificado en Sevilla-amaneció con mis pies bastante tocados, con la necesidad de tomarme algo que me calmase el dolor y con la incertidumbre de ver como transcurriría el día, pensando sobre todo que el jueves tendría que salir de costalero con el Soberano de Linares.
Nos levantamos algo más temprano para hacer la maleta ya que en el día de hoy ya volveríamos para la “ciudad de la arcilla” en lugar del hotel de Camas y esperar la llegada de Cris que venia en el autobús desde Linares para echar el día con nosotros. En este día –y eso que llegamos antes que ningún otro- el aparcamiento de la Cartuja ya se encontraba repleto teniéndonos que ir nuevamente a las puertas del IAPH. Con los pies peor que ningún otro día cruzamos la pasarela del Guadalquivir y con ello buscar una farmacia para comprar un “Naproxeno” -que menos mal que nos lo dieron sin receta- en plena plaza de San Lorenzo, comenzando la jornada en el mismo lugar en el que terminamos la noche anterior.
Allí a la sombra de un naranjo de la calle Feria contemplamos la salida de esta hermandad, pocos nazarenos que quizás vienen a dar la razón aquellos que apuntan que la creación de nuevas cofradías en la actualidad tienen que apuntar a aquellas zonas donde no existe ninguna y en esta zona de Sevilla lo que se dice hermandades “viven” muchas de ellas, incluso algunas con un “poderío” tan elevado como la Esperanza Macarena – si el Miércoles Santo del pasado año visité a la “Madre de Dios en Sevilla” este le tocó a su “Hijo Jesús del Gran Poder”-.
Salio el paso de misterio –de grandes proporciones- de las Negaciones de San Pedro o “El Gallo” como ya se le comienza a llamar (único misterio junto a los Panaderos sin crucificado de la jornada) en la que la infinita Paz de su rostro se dibuja aquellas palabras que le dijera a Simón Pedro horas antes en la Última Cena; “Me negaras hasta tres veces antes de que cante al gallo...”. Con una cuadrilla que personalmente veo bastante interesante en su trabajo, a las ordenes de los hermanos Gallego –unos capataces que no hacen mucho ruido pero los que creo que hacen muy buen trabajo, sobre todo en la Bofetá- y su paso aun en pleno proceso de ejecución salio al son de la marcha “Salve Madre” interpretada por la banda fusionada de Sanlúcar la Mayor y Aznalcázar que acompaña a este paso desde los tiempos del Viernes de Dolores y que estrenaba traje este año que por lo que se ve abandonara su atuendo con casco prusiano.
Tras Él, la Virgen que fecundó el embrión de esta hermandad allá por San Fernando en unos chiquillos que hacia el servicio militar, la Virgen con la curiosa advocación muy marinera del Carmen en sus Misterios Dolorosos que da nombre a toda la corporación con su paso también en ejecución donde se mezclan piezas más correctas con las nuevas de mayor nivel artístico, con un andar que no me llenó mucho la verdad y con una banda que creo que no estaba al nivel de la exigencia cofrade de la ciudad -¿puede ser que por Campana no llevaran cornetas?- A la salida se le interpretó la famosa Salve Marinera, ante nosotros discurrió con “Virgen de la Paz” de Pedro Morales y la seguimos hasta la revirá con la Correduria donde reviró con la marcha “Reina de Todos los Santos”.
Tras esta primera experiencia cogimos rumbo a la confluencia de la calle Santiago con Juan de Mesa para presenciar la hermandad que viene desde Nervión, La Sed.
Allí y tras perder el programa de mano -que rapidamente consegui uno nuevo en el bar de las fotos- llegó sobre su impresionante paso el Cristo de la Sed, el trabajo más personal e innovador bajo mi punto de vista de Luis Álvarez Duarte acompañado en su largo caminar por la banda de San Juan Evangelista de Triana con el indudable sonido de su banda grande -quiera o no quieran evidenciar esta categoría- interpretando la marcha “Reflejos de la Cava”.
Con su lógico caminar rápido llegó el paso de palio de Ntra. Sra de la Consolación, Madre de la Iglesia con sus inconfundibles ojos azules bajo su palio de malla realizado en la técnica de recorte -para los que se piensan que en Sevilla no hay de esto- y que en un futuro sustituirá el nuevo que ya esta bordando el taller de Charo Benardino que de buena tinta se que sera espectacular.
Después de esto decidimos que hermandades como San Bernardo y Buen Fin nos las perderíamos para disfrutar de la salida de La Lanzada y Los Panaderos y con esto marchamos a la plaza de San Martín para saborear uno de los pasos que más me gustan de Sevilla.
CONTINUARÁ....
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